- Por Óscar Tuma
- Ex diputado
Resultan alarmantes las noticias del gobierno sobre su interés en aumentar los tributos para “calzar” el Presupuesto General de Gastos de la Nación, porque esa decisión puede generar más problemas que soluciones. Asimismo, podría terminar afectada la economía del sector privado que sostiene el funcionamiento del Estado, porque como dicen los expertos: aumentar los tributos no garantiza una mayor recaudación y puede ocasionar graves problemas.
El gobierno debe, aunque no le guste, informar a la ciudadanía por qué afirma que es necesario aumentar los tributos, qué va a hacer con el dinero y terminar con los gastos inconducentes, como ser la publicidad de los hechos del Gobierno, que son su obligación; la compra de arreglos florales, el pago de viajes improductivos y bocaditos, la contratación de “funcionarios” que no reditúan nada al país, etc., y ejercer un mayor control del gasto del dinero público. Práctica imperiosa en este momento en que la economía de los países vecinos, Argentina y Brasil, no pasa por su mejor momento y está siendo castigada por una crisis que repercute y afecta sin duda nuestra economía. Para muestra vale un botón, no se contaría con el ingreso aproximado de US$ 1.400 millones de dólares provenientes de la soja que cayó casi 25 % en la exportación ni hablar de la carne que cayó casi un 13 %.
La mayoría de los economistas afirman que en lugar de aumentar los tributos es imperativo reestructurar los gastos públicos, intervenir las instituciones que no ejecutan sus presupuestos (por flojedad, desconocimiento o incapacidad) y disminuir el número de “amigos” en el Gobierno que solo ocasionan gastos, para así evitar una potencial paralización de la economía a la cual podría conducirnos al aumentar los impuestos. Por eso es por lo que la intención de hacerle tributar más al ciudadano que paga sus impuestos es un error que solo serviría para seguir equilibrando un gasto público insostenible.
Economistas e instituciones internacionales recomiendan extremar cuidado con el aumento de la carga tributaria porque esta no garantiza una mayor recaudación y, sin embargo, podría incrementar la informalidad. Resulta innegable que se debe tener en cuenta lo recomendado para no darle una estocada final a los que apostaron y apuestan por el Paraguay, a los que generan fuentes de trabajo y sostienen en gran parte la economía del país.
A ello se suma el aumento de la desconfianza de la ciudadanía –que paga impuestos para que el Estado cubra sus necesidades y los redistribuya de manera equitativa, además paga tasas por la utilización de los servicios públicos– debido a que su dinero no es destinado a donde corresponde.
Los impuestos, el dinero que los ciudadanos están obligados por ley a pagar para que la Administración Pública disponga de los recursos suficientes para financiar el gasto público debe ser empleado para la satisfacción de las necesidades públicas y los gastos públicos deben regirse por el principio de equidad para que cumplan la función para la cual fueron creados.
El Estado puede y debe emplear el dinero recibido de los impuestos de acuerdo con lo establecido en el Presupuesto General de Gastos de la Nación, en el cual se determina el monto máximo que el Estado puede gastar y en qué ha de gastarlo.
Por lo brevemente expuesto, estimo, respetuosamente, que el Poder Ejecutivo debe retirar su intención de llevar adelante infundadamente el aumento de los tributos, y respetar el Presupuesto que determina lo máximo de lo que se va a gastar y en qué, además de prever los ingresos necesarios para financiarlo.
En otras palabras, el Estado debe cumplir los compromisos contraídos y gastar lo establecido en el Presupuesto General de Gastos de la Nación de acuerdo con lo establecido y realizar los cambios que los ciudadanos están esperando, como base para iniciar una política de Estado mirando al futuro y es por eso, que tiene que reestudiar sobre el proyecto de ley que establece subas en las tasas del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) a diferentes tipos de productos, la unificación del impuesto a la renta de las empresas y las unidades productivas agropecuarias (bajo la denominación de IRE, Impuesto a la Renta Empresarial), eliminar gastos deducibles para aumentar el cobro del Impuesto a la Renta Personal (IRP), crear un Impuesto a la Renta a los no Residentes (IRNR), entre otros.
Me perdonarán, pero pienso desde siempre que el Estado debe respetar la voluntad popular para defender nuestra república democrática y no negarle nunca al ciudadano información sobre lo que va a hacer y hacen con su dinero.