“Si las elecciones fueran hoy, Alberto Fernández derrota a Mauricio Macri en primera vuelta”, aseguran tres encuestadores que exigen reserva de sus identidades a este corresponsal “porque aún estamos midiendo” para distintos clientes, entre los que se encuentra el oficialista frente Cambiemos. Sin embargo, todos coinciden en advertir que “nada permite pensar que el escenario se mantendrá así” porque “los movimientos tácticos de los eventuales candidatos, si son precisos, van a generar cambios sustanciales”. En promedio, los especialistas y académicos consultados, destacan que “Fernández está 8 puntos arriba de Macri”. En ese contexto, explican que el “voto consolidado (propio, duro)” de cada uno da 35% para la fórmula kirchnerista contra 22% para Cambiemos. Agregan que “el rechazo social a Macri se ubica en torno del 58% mientras que para la candidata a la vicepresidencia, Cristina Fernández, cayó hasta el 51%”. No obstante, aunque los datos parecen contundentes, enfatizan en que “nada está dicho porque la volatilidad social es enorme”. En términos de proyecciones, los analistas de opinión pública destacan que “si bien el panorama es complicado para Cambiemos, no está todo perdido porque entre sus máximos dirigentes se encuentra la dirigente con mayor imagen positiva en el país, María Eugenia Vidal”, gobernadora de la provincia de Buenos Aires. No obstante, destaca uno de los encuestadores requeridos, “para que el oficialismo avance con algún grado de seguridad, desde ahora hasta octubre, en territorio bonaerense, deberá crecer no menos de 6 puntos en la intención de voto declarada por la sociedad y hasta un 7% en el corte de boletas para superar a la fórmula K (Fernández & Fernández) en el orden nacional”.

Uno de los analistas, que desarrolla trabajos de investigación de envergadura tanto en el orden local como para corporaciones transnacionales con inversiones e intereses en este país, señala que “se percibe claramente, en algunos distritos, que crece la intención de voto antisistema y eso lo saben tanto el oficialismo como las oposiciones”. En ese contexto, la precandidatura presidencial de Roberto Lavagna, desde el anuncio de la fórmula K, va en descenso porque, según el coincidente análisis de los expertos consultados, “la sociedad rechaza que pretenda no cumplir con la ley que, en la Argentina, establece que para candidatarse, es necesario participar de las PASO (primarias abiertas simultáneas y obligatorias)”.

Un dato significativo es que entre el 14 y el 18% de la ciudadanía consultada para las encuestas se revelan como “indecisos” o que “no saben” a quién habrá de votar. Eduardo Fidanza, académico y director de la empresa Poliarquía, explica que “alrededor de un 60% del padrón electoral se considera cuantitativamente independiente. De ese segmento, un 43% es volátil y, en consecuencia podrán votar diversas opciones en tanto que, el 15%, taxativamente, precisamente, aseguran que no votarán por Macri ni por Fernández”. Fidanza interpreta que este escenario se presenta porque “la sociedad no quiere saber más de peleas entre dirigentes, de egos, de obsecados, de narcisistas ni de soberbios. Por esa razón muchos prefieren no manifestar a quién van a votar. Los candidatos y sus equipos de campaña tienen que decodificar esos silencios sociales”.

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Otro analista, en ese sentido, revela que “el anuncio de la fórmula Fernández – Fernández, seguramente, se pergeñó a partir de múltiples trabajos con grupos focales en los que emerge la necesidad de que Cristina (Fernández) tuviera un gesto de humildad, de renunciamiento, de moderación en procura de la unidad nacional y eso se concretó. La ex presidente ya no está en primera fila. Macri competirá con un novato”. Treinta y cuatro millones de electores deberán decidir. Los tiempos se acortan.

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