El gobernador peronista Juan Schiaretti, de la provincia de Córdoba –casi 700 Km al oeste de Buenos Aires– fue reelecto en la medianoche pasada para conducir una vez más el destino provincial en el período 2019-2023. Nada nuevo. En ese distrito, el peronismo triunfa desde 1998. Sin embargo, ese triunfo, en un territorio que contiene poco más del 10% de los electores en todo el país, genera múltiples efectos secundarios e interrogantes de cara a las presidenciales del próximo domingo 27 de octubre en las que Mauricio Macri –preocupado porque la inflación bajará muy poco– procura permanecer en el poder por otros cuatro años. Tanto en el 2015, como en los comicios parlamentarios del 2017, Córdoba fue generosa con el frente Cambiemos, constituido fundamentalmente por el PRO –el partido del Presidente– y la más que centenaria Unión Cívica Radical (UCR). No obstante, en la instancia 2019, después de tres años de gestión con resultados económicos poco visibles para la sociedad, con el agregado de una muy deficitaria política comunicacional, el panorama parece complicado porque, además de la derrota, en Córdoba se fracturó el radicalismo y ese trauma puede tener fuerte impacto en la coalición gubernamental.
Un sector de la UCR, molesto con las políticas de Cambiemos –especialmente la económica–, quiere abandonar el frente, mientras que otros, liderados por los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza) y Gerardo Morales (Jujuy), rechazan irse, pero abogan por “ampliar la base” de la coalición gobernante con la incorporación de Roberto Lavagna, ex ministro de Economía de los ex presidentes Eduardo Duhalde (2002-2003) y Néstor Kirchner (2003-2007). Otros prefieren dejar la sociedad con Macri para coaligarse con Lavagna –que prefiere alejarse de Cambiemos– socialistas y algunos peronistas. Las decisiones, en este sentido, se dirimirán entre los próximos días 24 y 27 de este mes cuando se reúna la convención partidaria. El debate será tenso. Con final abierto.
En cuanto al peronismo, pasada la medianoche última –más allá de las palabras del reelecto Schiaretti para formalizar su triunfo frente al pueblo cordobés– los peronistas de todo el país aún esperan de él algún mensaje que ordene la agitada interna partidaria fragmentada, básicamente, en tres segmentos: El Peronismo Federal, conducido por el senador Miguel Pichetto; la llamada Liga de Gobernadores en la que no pocos de sus integrantes han ratificado sus liderazgos últimamente al ganar elecciones en sus provincias; y, el Kirchnerismo que lidera la senadora y ex presidente (2007-2015), Cristina Fernández.
Pichetto, dialoga con Lavagna, asegura en público que sería “un honor” acompañarlo en la fórmula presidencial, pero en privado sostiene que “deberá participar de una interna” para definir si será candidato presidencial. Los gobernadores, por el peso de Córdoba, aceptarían el liderazgo de Schiaretti pero, según tres fuentes partidarias seguras, “no están convencidos que se proyecte al plano nacional”. Por su parte, la senadora Fernández –como señal de buena voluntad– en la previa electoral cordobesa, retiró de la disputa a quienes la representan en esa provincia. Una muestra clara, aunque no manifiesta, de unidad partidaria para desalojar a Macri de la Casa Rosada. Pero, todos deberán aguardar. Schiaretti viajará a Estados Unidos. Hiperglucémico crónico desde muchos años, está preocupado por su corazón. Macri, por su parte, piensa en el 22 de junio, para oficializar su candidatura.