• Por Antonio Carmona
  • Periodista

Eran los tiempos del estronismo en Paraguay y del militarismo en la región, cuando a los militares –en Paraguay y, en general, en la América del Sur– se les rebautizó despectivamente como milicos: aquí surgió y corrió en forma clandé, como la entonces caña blanca, cuyos productores escapaban de la persecución de la caña oficial de Absalón Arias, una famosa constitución que incluía un artículo tan veraz como irreverente: “Es fácil militarizar a un civil, pero imposible civilizar a un militar”. Esta afirmación había quedado suficientemente patentizada durante las guerras del 70 y del Chaco, como señalara el Mariscal Estigarribia, en un discurso memorable, en su exilio en Montevideo, defendiendo el pacifismo del Paraguay, que había sido empujado a dos guerras.

Valga el preámbulo para entender una de las noticias más degradantes referidas al Paraguay que se han publicado en los medios internacionales, de las pocas con gran destaque, por la razón de que vivimos en tiempos de reivindicación y reconocimiento de la mujer y la lucha contra los “feminicidas”.

La noticia resaltante ha sido la de la teniente Carmen Quinteros y su lucha contra el aparato oficial paraguayo, no solo el militar, pese a que el conflicto surgió en ese ámbito, aunque como un reclamo que tiene más que ver con lo civil, el de una madre, que sea militar o no, no cambia ese factor fundamental, que ha hecho el reclamo elemental, legal y de una lógica humana inapelable: poder amamantar a su bebé.

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Valga la jurisprudencia de hecho que se ha registrado en el campo empresarial, en donde se ha fallado a favor de las mujeres para amamantar a sus bebés en sus lugares de trabajo, exigiéndose incluso un espacio apropiado para que puedan hacerlo con las comodidades del caso.

Es grave porque la información más difundida sobre el país durante el tiempo de esta “contienda”, del Ejército contra una madre y su criatura, haya sido justamente esa.

El influyente diario El País hasta nos dedicó una página.

Lo de las publicaciones no es un factor a menospreciar; por el contrario, si lo hubiéramos sopesado, tal vez lo hubiéramos valorado, ya que las sociedades civilizadas cada vez le están prestando mayor atención a la valorización de la mujer y los requerimientos para valorar sus reclamos.

No cabe duda que con este “botón” de muestra basta para catalogarnos en esta nueva lucha de la humanidad en pos del respeto y la igualdad de las mujeres en todos los ámbitos y el reconocimiento, que se merecen.

Felicidades a las madres y, muy especialmente, a la teniente de Fragata Carmen Quinteros, quien cumplió y cumple prisión por reclamar el derecho de amamantar a su bebé.

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