• Por Juan Carlos Zárate Lázaro
  • MBA

Se dan a veces situaciones en que las instituciones financieras realizan su evaluación crediticia para la asignación de líneas de créditos y/o desembolso de algún tipo de financiación a ser destinados a capital de trabajo o financiación de activo fijo y/o otros tipos de bienes de capital (a más de 1 año) dándoles “un mayor peso” a los aspectos cuantitativos de la compañía objeto de análisis, centrando con mayor énfasis su evaluación de riesgos de créditos en la calidad de los estados contables del cliente, sus fuentes primarias y colaterales de repago, flujos de caja proyectados, etcétera, pero en contrapartida no les dan la misma fuerza de análisis y calificación a los aspectos cualitativos que tiene similar o igual importancia que los factores mencionados precedentemente.

Resulta algo relativo que una empresa nos presente un lindo estado contable, generación neta operativa de caja positiva, ratios que se adecuan a los parámetros normales en función al segmento de negocios explotado por la misma, etcétera, pero se olvidan en contrapartida de los aspectos cualitativos que conforma su estructura organizacional tornando en muchos casos los riesgos de créditos superior al normal.

Las entidades financieras que manejan los conceptos de prudencia crediticia en forma correcta deben realizar sus desembolsos de créditos, basados primariamente en una buena generación de fondos (primera salida) y colateralmente se buscarán otros tipos de respaldos si el mismo no satisface los parámetros de la institución. (Ejemplo: garantías hipotecarias, prendarías, warrants, cash colateral, etcétera). No nos dejemos “encandilar” por las garantías!

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Una buena evaluación crediticia no puede dejar de evaluar los siguientes aspectos primarios:

-¿Qué comercializa la empresa?

No se debe circunscribir solo al ámbito de la propia organización, sino en relación a su entorno competitivo para comprender si el producto en sí sigue teniendo interés en el mercado o si ha dejado de ser consumido por ella que de ser así representaría para la compañía un problema importante y por ende para el segmento de negocios en el que opera.

-¿Cuándo comercializa?

Es necesario que la entidad evaluadora conozca el nivel de estacionalidad de la comercialización.

Conocer los meses del año en los que se realiza el mayor volumen de la comercialización, en el caso de los productos o las temporadas altas, en el caso de los servicios.

-¿Cuánto comercializa?

A través de esta cifra se puede obtener la cifra anual de sus facturaciones y saber definir también el nivel de ventas estacionales en caso que la característica de explotación de la compañía sea cíclica como lo es el caso de las empresas agroexportadoras, por ejemplo.

-¿A quién comercializa?

La entidad crediticia debe averiguar a través de su departamento de análisis de créditos o de sus mismos oficiales de mercado el público al que se dirige el producto o servicio que comercializa la empresa.

-¿Dónde comercializa?

Se debe tener presente la situación geográfica y la distribución de los clientes de la empresa a analizar.

-¿Cómo comercializa?

A través de esta pregunta se averiguan las condiciones de pago impuestas por la empresa y los sistemas de cobro.

También es importante que los analistas de riesgos y oficiales de crédito conozcan cuál es la composición de su cartera de cuentas a cobrar (vigentes, en gestión directa, en gestión judicial, antigüedad, etcétera), al igual que el promedio de rotación de su stock.

-Capital humano:

Constituyen la base del éxito de una organización, siempre que se hayan contratado aquellas personas que se adapten mejor, por actitud y aptitud, al perfil de cada puesto de trabajo.

Estamos en pleno siglo XXI, en donde la innovación, creatividad y trabajo en equipo son las constantes.

Ya no podemos aceptar empresas con estructuras verticalistas, en donde el poder de decisión reside en 2 o 3 personas a lo sumo. Los organigramas deben ser horizontales, en donde las posiciones/asignación de funciones y responsabilidades fluyan de arriba para abajo y que se les den a los mandos medios la participación necesaria en tomas de decisiones. La autocracia ya es “historia antigua” y los que creen que siguen vigentes “se estrellarán feo en cualquier momento”.

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