No entendemos. Todos, no entendemos que lo vital es asegurar que cada guaraní que un paraguayo paga en la compra de bebidas, en cargar el combustible en su moto o en un auto, que apenas está pagando en cuotas, cada vez que compramos algo y tributamos sin saber el IVA, en alimentos, en ropa, en alquileres y en todo lo que genera “recaudación genuina para el Estado en impuestos”, debemos asegurar que “va a ser gastado con la mayor austeridad y racionalidad que se pueda disponer”. Digo la mayor austeridad porque sabemos que es poco, sabemos que es insuficiente pero también sabemos que como en toda la historia de la humanidad, desde los reyes, los señores feudales, y luego de los gobiernos de turnos sean del tipo que sean, la conclusión de la historia es que no se puede sacar más plata de un pueblo que la que genera dignamente con su trabajo. No se puede ordeñar indiscriminadamente a una vaca sin entender que la misma va a morir o se volverá contra su dueño para poder sobrevivir.
Entonces, debido a que el recurso es escaso y limitado lo único racional que tenemos a mano es entender que lo prioritario es gastar mejor, gastar austeramente, proteger y cuidar cada guaraní que el pueblo nos entrega con sudor y lágrimas. Sí, con sudor y lágrimas, lo digo con énfasis porque sacar dinero para contribuir es sacar dinero muchas veces de otras prioridades para la familia. ¿Y si esto es así porqué el Congreso y luego el Gobierno no hacen su parte de la tarea que les hemos encomendado en las votaciones? Y la respuesta es compleja, pero hagamos un esbozo de la respuesta.
El Congreso no hace su trabajo porque básicamente está compuesto por una mayoría de personas que parece que legislan para gastar más cada año y sobre todo para cercenar el proceso de creación de recursos para que existan más trabajos, más oportunidades. Legislan muchas veces con un concepto erróneo de que la plata de alguna manera se puede primero distribuir y luego ver donde se genera. Da la sensación de que muchos de nuestros congresistas nunca experimentaron ser creadores de ingresos. Pero ahí no se acaba todo, lo peor es dentro de la gestión del propio Gobierno, sea el actual o los anteriores, no se ha instalado el concepto que si tenemos poco y hay que cuidarlo miremos dos y tres veces cómo lo gastamos, y si la austeridad puede ser llevada al máximo en cada proceso. Esto razonablemente se puede sintetizar en el concepto básico que si el Gobierno paraguayo decidiera pelear realmente para borrar la corrupción en sus procesos de compra, en sus procesos de gastos en salarios, en combustibles, con una casi devoción franciscana hacia cada guaraní que dispone de los aportes de cada paraguayo, puedo casi asegurar que tendremos suficiente dinero para afrontar el crecimiento y la demanda de recursos para dotar de infraestructura básica donde se necesita. Por lo menos hasta que consigamos expandir las fuentes de ingresos genuinos.
Luchar contra los desmanes de los grupos reducidos de poder en conseguir prebendas a costa de aumentar el gasto debe ser la bandera que exigimos los paraguayos frente a cualquier gobierno que nos dirija. Debe ser la bandera que exigiremos a los senadores y diputados. Basta de gastar lo que es nuestro con una desconsiderada irresponsabilidad, tal como exige la Ley de Responsabilidad Fiscal para no ser irresponsables con lo que no es del Gobierno, no es del Congreso. Esto es lo que corresponde pues constituye el aporte genuino de cada trabajador de la República… Estos son los impuestos de la garra guaraní y demandamos que los que no aportan sean procesados, y los que lo gastan irresponsablemente sean retirados de sus puestos de gestión.
Necesitamos recuperar y poner al frente de la gestión del Gobierno a los que desean que este país sea justo, sea digno y comenzar por gastar mejor lo poco que tenemos y no al revés. Es hora de que den signos claros de esta nueva vocación de racionalidad antes de pedir más al pueblo.