• Por Augusto dos Santos, analista
  • Analista

Si tu plan es demostrarle al mundo que sos capaz de establecer sanciones a una oficial por el arte amoroso y vital de amamantar es porque tu agenda como Estado es torpe y vergonzante y no te importa que el mundo te observe de esa manera.

Veamos desde el comienzo.

Nuestras Fuerzas Armadas han caído estructuralmente a un volumen tan poco significante que nadie en este país duda que no irá a salvarnos de ningún enemigo externo, excepción quizás que nos enfrentemos a Haití (con todo respeto por las múltiples desgracias de este país hermano). Basta leer cualquier informe comparativo de Fuerzas Armadas para comprenderlo. Con ello queremos decir que una fuerza tan “desarmada” en potencia, podría haber tenido otras preocupaciones como –por ejemplo– ser una expresión relevante en servicio social; o ser un alto centro de investigación estratégica, o un enclave de pesquisas para la preservación del agua dulce, mil cosas posibles; o incluso ser el ejército del mundo en el que las mujeres tuviesen el trato más digno, ya que hablamos siempre de la “mujer paraguaya” en términos de valoración histórica.

Pero no.

Las FFAA del Paraguay “se compraron” con torpeza digna del “Manual de los errores que no podes cometer”, una controversia con una joven oficial por razones del amamantamiento de su bebé.

Allí podemos discutir las coyunturas, si hubo o no hubo desacato, si hay o no detalles de disciplina que atender. Podés poner mil razones: ninguna va a explicar la atolondrada idea de las Fuerzas Armadas de “comprarse” –reiteramos la expresión– un episodio que lo coloca ante el mundo como arrogante y desalmada.

Capítulo aparte a lo que vino después desde la propia perspectiva de la Justicia que no hizo, sino ratificar que en el Estado paraguayo no hay nadie con un cuarto de cerebro pensando en los mensajes que se encuentran transmitiendo al mundo, más allá de generar decisiones desde sus vísceras y desde la atalaya de razonar que “la ley es la ley y el reglamento es el reglamento”, en tanto la ley es la construcción de una relación social cuyo relato tiene que tener una significancia y debe denotar cuál es la visión que tiene una sociedad sobre los asuntos que vienen a su arbitraje.

Para hacerla fácil.

Con gran debate se instala en el Congreso nuestro interés en ser un Estado que proteja a la vida y a la familia, pero resulta que sus Fuerzas Armadas y su Justicia le caen sin contemplación a una madre que necesita amamantar a su bebé.

Todo este conjunto pegajoso de decisiones pinta de cuerpo entero que en Paraguay coexisten dos países, el que inventa, innova, desafía creativa y competitivamente al mundo y el que sale de vez en cuando de su cueva con el garrote Neanderthalino a pegarle dos o tres sopapos al sentido común y a dejarnos teniendo que dar explicaciones imposibles de dar. Dos países: el que vende soluciones innovadoras y el que se compra cada problema impresentable.

Dejanos tu comentario