• POR EDUARDO “PIPÓ” DIOS
  • Columnista

Muchas veces hemos hablado de la capacidad de aggiornamiento del Partido Colorado, un partido que viniendo de una dictadura digna del récord Guinness, se puso como cabeza del proceso democrático, siendo hoy en día, internamente, el partido más democrático del país. Las internas son feroces, mientras que en la oposición, salvo el PLRA (a veces), las internas son meramente para cubrir las exigencias legales.

Su capacidad de adaptarse a lo que “pide el mercado” ha hecho que surjan de sus filas candidatos empresariales, políticos de tierra adentro o jóvenes (si consideramos que el actual presidente tiene menos de 50 años, en política eso es joven) y también, por qué no, un empresario outsider como Cartes.

Cuando el mercado exigió que le cambiaran la cara, luego de la catástrofe electoral del 2008, donde, por una coyuntura política electoral y el ego descontrolado de Nicanor y Castiglioni se sacrificó la primera candidatura de una mujer a la Presidencia de la República, para elegir al obispo Lugo; el Partido Colorado supo atraer a un empresario exitoso, dirigente deportivo exitoso y con recursos propios ante la falta del aparato estatal, justamente en manos del PLRA y Efraín Alegre.

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Cartes pasó la interna caminando y ganó las generales cómodamente, parte porque la oferta oficialista de ese momento no era muy convincente y parte por el lamentable gobierno de Franco. Claro que para que Cartes, con unos pocos años de afiliado a la ANR, sea candidato, hubo que hacer ajustes a los estatutos partidarios. Y en una convención, donde probablemente gran parte de los mismos que estuvieron en la última convención del fin de semana pasado, resolvieron a tambor batiente que no era necesario tener 10 años de afiliación, porque “lo que importa es el amor al partido, la militancia activa, la sonrisa de mamá y que el amor sea puro… bla bla bla”; Cartes era la única carta de salvación, la única forma de retomar el poder y los convencionales levantaron la mano al unísono… una belleza.

Ganó Cartes, y estos convencionales se frotaron las manos esperando el zoquetazo en pago a “sus generosos servicios”, porque tampoco va a pretender usted que estos muchachos que se sirven del partido para acaparar cargos, negocios, o lo que sea, hagan las cosas por amor a la camiseta, bueno... la mayoría parece que no señor… entérese.

Pero Cartes tenía vida propia, ideas propias, planes y proyectos, que no pasaban por sostener a la banda de chupasangres con carnet que esperaba volver a lo mismo. Y empezó el arrepentimiento, la pichadura, la conspiración y el buscar alguien que si fuera más… ¿cómo decirlo?... del mismo palo… o sea con la misma “concepción” de la política… Y llego Marito… y ahora están todos hurreando a lo loco y reclamando su porción de la torta, esa torta para la cual colaboramos y trabajamos todos, pero se la suelen morfar entre ellos nomás. Y ahora es malo había sido que venga gente sin “militancia”… sin “trayectoria partidaria”… “oportunistas” ndajeko. Simpático es que estos oportunistas traten de oportunistas a nadie… es como que Chilavert le grite soberbio a alguien… medio surrealista.

En el fondo el cagazo de estos cortoplacistas es que venga gente joven, que no necesitó afiliarse para zoquetear algún carguillo, que estudió, trabajó por su cuenta y fue exitoso sin colgarse el pañuelo al cuello, sino que decidió meterse en la política para hacer más, para devolver algo de lo que le dio este pobre país, entonces esa gente no es buena para los convencionales zoqueteros, esa gente no viene a repartir dádivas y cargos para los muchachos y sus familias, operadores o amantes. Mejor dejemos que los Santi Peña, las Sole Núñez y demás “oportunistas”, según estos personajes, vayan por afuera, y si cae el partido, veremos de buscar otro Cartes… que nos salve…, total hacemos otra convención, nos atamos los pañuelos, tres hurras hip hip y cambiamos de vuelta.

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