Interesante aproximación de uno de los más grandes paradigmas de la humanidad. Podemos vislumbrar conceptos, instrucciones, refranes a través de toda la historia respecto a qué puede o no hacer el tener dinero disponible en exceso. Esta frase la escuché en una cafetería del aeropuerto de San Sebastián, España, de parte de la que me estaba cobrando un café mientras esperaba la salida de mi avión. Fue tan disruptivo su comentario que solo atine a preguntar: “Dígame señora, ¿sobre qué base usted sustenta esta afirmación para su vida?”.
Ella, una señora cercana a los 40 años, me indica que ella toda su vida ha sido una trabajadora honesta y por esto no ha podido nunca en todos sus años avanzar en su posición económica más allá de ser una trabajadora (muy eficiente y servicial a mi criterio) en la escala de su empresa. Ante esta definición le pregunté de nuevo con increíble asombro: “¿Señora, disculpe mi ignorancia, usted realmente cree que para tener dinero en exceso o por lo menos con abundancia (definición rápida de persona rica económicamente) se debe dejar de lado la honestidad?”. A lo que ella me contestó: “Es que en su país la honestidad es una traba para poder participar de situaciones que me permitan ganar dinero más allá de mis capacidades y circunstancias”.
Interesante ver que estaba en uno de los países con mayor nivel de planes para dar oportunidades en estudios, salud, vivienda para una vida digna a través de años de gobiernos que han presionado al máximo la estructura de aportes por impuestos y tasas para desarrollar y apoyar planes de nivelación y de apoyo a las clases sociales más bajas y sin acceso a servicios dignos. Más allá que este concepto sea extensivo o no en el lugar donde escuché, me hizo reflexionar si una condición, esto es ser honesto, ¿realmente es una condicionante descalificatoria de poder tener disponibilidad amplia de recursos económicos? Y creo que ante una perspectiva equivocada puede aparecer que si es una limitante y este es el desafío a desentrañar.
Aquí lo importante es entender que ser honesto es un valor moral asociado a determinar que el comportamiento, sea público o privado, será transparente y legal, muy unido a poder hablar y defender la verdad. Entender que los procesos económicos para conseguir una retribución generosa o abundante económicamente puedan ser bloqueados por un valor moral es un tremendo error de comportamiento. Ahora de que existan muchas oportunidades de adquirir bienes materiales dejando de lado valores morales, esto es absolutamente cierto. Lo que no es cierto es que solo se podrán adquirir abundancia económica si sacrificamos los valores morales positivos como la honestidad. Poner al dinero y su acumulación como fin último para justificar nuestras acciones es lo que nos lleva a traicionar y dejar de lado los valores positivos.
Definitivamente, sostener una posición moral basada en principios nos pone en un camino claro y directo a resultados como la paz, como la dignidad, como el reconocimiento y absolutamente dependiendo de la capacidad de cada uno en el camino de una abundancia económica moderada. Perseguir mejorar nuestra posición económica está muy bien. El cómo lo hagamos es lo que siempre debemos poner en contexto, porque cada decisión te otorga o te retira un componente del resultado final.
Hoy estamos atosigados de noticias sobre personas que han dejado de lado principios morales positivos para poder llegar a adquirir recursos económicos importantes, y por lo tanto han abusado o eventualmente dañado a un tercero en su proceder. Debemos recuperar la sensatez ciudadana. Ser honesto es una actitud, es una decisión personal valiente de delimitar claramente que lo que no puede transparentarse o sustentarse por un proceso legal puede llevarnos a sacrificar al mayor valor humano que nos da tranquilidad que es el ser honesto. No nos engañemos a nosotros ni a nuestros semejantes. La honestidad es una calle de una sola vía, transitémosla con decisión y convicción para poder tener seguridad en nuestro futuro.