• Por el Dr. Miguel Ángel Velázquez
  • Dr. Mime

Cuando doy mis conferencias de neurodidáctica, una de las frases más revolucionarias que suelo repetir y la que más exageradas aperturas oculares entre asombradas y espantadas provoca en mi audiencia, es esta: “Si ustedes supieran que el cerebro de sus alumnos no es anatómica ni funcionalmente el mismo al terminar una buena clase comparado con el que era antes de empezar, todos nosotros haríamos dos cosas: enseñaríamos mejor o nos dedicaríamos a otra cosa”. Y es así: el cerebro cambia en su anatomía cuando aprendemos algo.

Este concepto se llama NEUROPLASTICIDAD y ha provocado un cambio de paradigmas en cuanto a la docencia desde que se sabe que existe. Y es que cuando el cerebro aprende algo, crea nuevas conexiones entre sus neuronas que conforman la base del aprendizaje. Dicho de otra forma: cuando aprendemos algo, para que ese algo pueda ser “captado” y “aprendido”, hay grupos de neuronas que tienden a crear nuevos puentes entre sí (llamados sinapsis), entre los cuales corren impulsos neuroquímicos que son los que guardan la información de lo que aprendimos. Esto es brutal: implica que, por ejemplo, mientras usted lee este artículo, su cerebro cambia su microarquitectura, tendiendo puentes entre sus neuronas. Porque eso pasa con lo que se aprende por cualquiera de las vías sensoriales: la vista, el oído, el olfato, el gusto o el tacto.

Esta remodelación constante de nuestro cerebro es la base de todo el aprendizaje. Las nuevas “rutas” creadas entre las neuronas almacenan, por ejemplo, el concepto de neuroplasticidad que usted no tenía antes de leer mi columna de esta semana. Y eso forma un circuito neuronal que lleva la información “neuroplasticidad” a la memoria, la cual está situada en distintos lugares del cerebro, pero que será un motivo de otro artículo. Sin embargo, esta neuroplasticidad forma los circuitos, pero no los mantiene. Es decir, para que yo pueda mantener el concepto aprendido en mi cerebro, tengo que “alimentar” con más información ese concepto. Quiere decir que si usted, que quedó impresionado con el hecho de la neuroplasticidad, no lee más de esto o simplemente no lo recuerda y alimenta ese recuerdo con evocaciones constantes o con más información, perderá esa información. Porque la neuroplasticidad también implica que, sobre el circuito neuronal formado por aprender algo nuevo, también se tienden más y más puentes entre las neuronas de ese circuito, reforzando el concepto aprendido. Y si eso no se hace… se pierde. Es lo que los docentes hacen sin saber que existe la neuroplasticidad. En “chuchi” se llama “feedback”. En lenguaje de docente paraguayo le llamamos “repaso”.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Un ejemplo que siempre también pongo en mis conferencias es el de los tristemente famosos “logaritmos” de las matemáticas. En “mi época” (promediando la década del 80) teníamos un libro de páginas amarillentas y números microscópicos que usábamos para saber los logaritmos de determinados números. El uso de este sistema se aprendía muy bien, ya que no podías pasar de curso si no sabías usarlo. Más adelante ya efectuaba operaciones con logaritmos en el ingreso a Medicina con la destreza de un Baldor (???). Mis puntuaciones en matemáticas siempre fueron absolutas, incluso con los logaritmos. Pero después de eso, nunca más volví a hacerlos. Y aunque los hacía sin error, de manera perfecta, hoy me piden que lo haga aún con la mejor calculadora y ya no lo voy a poder hacer… porque no sé hacerlo: he perdido las conexiones neuronales que guardaron el concepto “logaritmo” por “falta de uso” y solamente “volviendo a aprender” (es decir, formando nuevos puentes neuronales mediante neuroplasticidad) podría hacer esas operaciones.

Si todos los docentes supiéramos que el cerebro de nuestros alumnos cambia cuando les enseñamos algo que vale la pena… ¿no les parece que prepararíamos mejor nuestras clases, nuestros materiales didácticos, y hasta nos prepararíamos mejor nosotros mismos? El compromiso de “moldear mentes” (en el más ampliamente literario sentido de la palabra) es brutalmente cierto cuando sabemos cómo aprende el cerebro cambiando su anatomía. Esas son las cosas que realmente nos dejan DE LA CABEZA…

Dejanos tu comentario