Somos lo que pensamos. El día que entendí lo poderoso de esta afirmación comenzó un gran cambio fundamental en mi vida. Tal y como nos aconsejó Mahatma Gandhi: “Cuida tus pensamientos porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos porque se convertirán en tu destino”.

La ciencia lo confirma. Un estudio practicado por investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison halló que los pensamientos negativos están altamente vinculados con un sistema inmunológico deficiente. Organizaron un grupo de voluntarios de entre 57 y 60 años, a los cuales realizaron una serie de preguntas para detectar –gracias a un escaneo cerebral– si las zonas más activas eran las relacionadas con los pensamientos negativos o positivos. Luego, les administraron a todos una vacuna contra la gripe.

Richard Davidson, encargado del experimento, comentó que los que tuvieron una mayor actividad cerebral en el área de pensamientos negativos sufrieron las peores reacciones inmunológicas, frente a los que tuvieron pensamientos mucho más optimistas durante su encuesta inicial.

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Entre otras cosas, también concluyeron que quienes se sienten mal por llegar a la vejez, permiten que el proceso se acelere. También que los pensamientos positivos ayudan a tener una vida más longeva, incluso más que por el hecho de no fumar o hacer ejercicios.

Con esto en mente, apostamos fuerte por la segunda edición de Escuela de Emociones en Miami, un evento en el que, a través de mucha práctica, visualizaciones y ejercicios, buscamos respuestas a las típicas dudas sobre cómo se relacionan los pensamientos con nuestras emociones. Se trata de una danza perfecta que podemos hacer de manera sutil y armónica con excelentes resultados.

Me encanta esta metáfora anónima: nuestra mente es como un autobús, en el que somos el conductor y decidimos a quién hacemos caso, si a los pasajeros molestos y negativos, que ven todo mal, o a nuestra intuición y criterio para escoger lo que decidimos pensar.

¡En tus manos está ser el conductor de tu mente! ¡Que nada ni nadie te quite ese privilegio! Recuerda: La calidad de tus pensamientos determina la calidad de tu vida.

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