“Lamentablemente nos ven mucho mejor afuera que adentro. Nos tratan como si fuéramos grado de inversión. Y el mercado paga como si lo fuéramos. Más allá de los problemas que tenemos y debemos resolverlos, no son diferentes ni más complejos que los problemas que tienen otros países y que se resuelven. El mercado reconoce lo que hicimos estos 15 a 16 años. ¡Cada emisión fue la mejor en su momento! Ninguna no aprovechó las ventajas del mercado en ese momento. Aprecian y reconocen el tener una macroeconomía ordenada y responsable”, expresiones de un funcionario del gobierno abdista tras la nueva exitosa colocación de bonos soberanos en Nueva York por 500 millones de dólares. En un país con marca kelembu, en su gran mayoría nos sigue salvando la niña bonita: nuestra economía. ¡Y pensar que la quieren destruir!

No hay país que crezca sin endeudarse. Estados Unidos es el país más endeudado del mundo. En nuestro caso, el dinero interno, el que creamos localmente, no alcanza. Hay que prestar dinero del exterior para “financiarnos”. Desde el 2013, nuestra economía madura y se hace importante como nunca. Y, pese a problemas políticos, nos presentamos al mundo en el piso del dinero más rico y más difícil. Por arriba de gobiernos y organismos multilaterales. Tocamos el timbre. “¿Quieren comprar bonos soberanos del Estado paraguayo?”, rezaba el cartelito, mientras en el otro mostrábamos los números de nuestra economía. Nos abrazaron.

Como el pasado lunes 4 en Nueva York. Colocamos, vendimos o nos compraron bonos del Tesoro Nacional por 500 millones de dólares a 31 años e interés del 5,4%, un riesgo país más bajo y otras condiciones muy favorables. Un exitazo. Nos trataron como si fuéramos Chile, Uruguay o Perú. Nos aplauden y comparan. Y sin tener nosotros en los papeles sus calificaciones de riesgo país (los tres países nombrados con investment grade), nos brindan un trato “privilegiado”. Como en toda las anteriores colocaciones, desde el 2013 nos fue muy bien, siempre mejor que el mejor de ayer. ¿El secreto? Por la continuidad, por la continuidad en el diseño y manejo de la política económica. En economía, Paraguay continúa haciendo bien sus deberes. Sin importar gobiernos. En economía no somos kelumbu. En prácticamente todo el resto sí somos kelembu. ¿Nos prestarían millones de dólares si hicieran caso del ataque que nuestra prensa “libre, pero no independiente” hace contra los bonos, el uso y el endeudarse? No. Como vivimos “al borde del abismo”, la canilla se tendría que haber cerrado. Y las calificadoras internacionales debieron descalificarnos y advertir a los inversores “no compren bonos paraguayos”. Pero los de afuera también saben que la prensa paraguaya es kelembu. No cuenta realmente para el mundo.

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¿Qué hará el Gobierno con los nuevos 500 millones de dólares? De acuerdo con lo indicado, 257 millones de dólares se usarán para obras públicas, 200 millones de dólares para repagar deuda vieja a vencer y 43 millones de dólares por ser socios de organismos internacionales; es decir, inversión financiera. Nunca los bonos se usan para pagar salarios, gastos de consumo o cubrir el déficit fiscal operativo. Solo inversión física, financiera y manejo de deuda. Tampoco para subir reservas internacionales. En ese sentido, somos mejor que Chile, Uruguay y Perú. Que también cuando colocan bonos soberanos en el exterior los usan para repagar sus deudas viejas, recomprar, intercambiar, administrar sus pasivos. El bicicleteo, según nuestra prensa kelembu.

Llevamos vendidos en el mundo 3.910 millones de dólares en bonos soberanos. 55% para obras, 36% para repago y 9% para capitalizar organismos como socios. En menos de un año colocamos 1.030 millones de dólares (8 de marzo del 2018 y 4 de febrero del 2019, con elecciones y cambio de gobierno). Y logramos o mejor nos brindan mejores condiciones, mejor calificación. El lunes pasado quisieron comprarnos 3.000 millones de dólares. Esa fue la demanda del mercado. Siempre nosotros ofertamos un monto (dinero que queremos conseguir) y el mundo sextuplica. Nuestro presidente actual no quería a los bonos y el uso de los mismos. Ofreció caramelos para ganar y la gente aceptó. Ahora debe gobernar: darnos pan, con bonos.

Duele decirlo, pero hay que decirlo.

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