- Por Eduardo Pipó Dios
- Comentarista
La expresión atribuida a Plutarco “La mujer del César no sólo debe ser honesta, sino parecerlo” me vino a la cabeza después de ver las últimas actuaciones vergonzosas de algunos/as/es legisladores.
También recordé lo que me dijo un amigo, que le tocó en suerte (?) haber pasado por una de las cámaras del Congreso al respecto de sus colegas, “se creen duques o condes, seres superiores”.
Y solo ver el descaro con que actúan, hace suponer que en serio creen que están sobre todos y no están sujetos a las leyes de los hombres comunes.
Legisladores que siguen nombrando a parientes, amantes, operadores sin ninguna vergüenza, manipulando el presupuesto sin sonrojarse, sacándole fondos a Salud Pública para dárselos para alimentar a sus insaciables cohortes de planilleros, para pagar contratos, cuanto menos sospechosos a “amigotes” proveedores del Estado, para negarse a responder preguntas sobre las denuncias de corrupción que les llueven, dividen bien a los paraguayos y a los “superparaguayos”, o como decía el querido e inimputable filósofo karape Chiquitín Maluff, “low viceparaguayos” los de segunda.
El impresentable de Rodolfo Friedmann (h) valga la aclaración porque si no su padre se molesta, y con razón, preside una comisión que investiga un supuesto lavado de dinero, mientras es denunciado en la Fiscalía por robos de meriendas escolares de niños pobres y combustible de una gobernación que llevó a los tumbos… Alguien que no puede justificar el origen de los fondos con los que paga su vida farandulesca, y nos cuenta con descaro que “heredó” más de un millón de dólares de su madre, una humilde cantinera que no posee más que lo puesto y que aún vive. Eso es lavado de dinero… O sea… ¿El investigador comete los mismos delitos que investiga?
Otra miembro de la comisión, la diputada Amarilla, aún no justificó el piso de más de un millón de dólares donde vive, y construye una piscina en una calle pública, o sea “me cago en los demás” con el perdón del término.
¿Nadie trata al menos de parecer digno del cargo que ostenta? Al menos a Rodolfo nadie lo votó, ni él mismo, pero a Celeste la votaron en Asunción… claro la calle es en San Ber… Por eso seguramente le “chup… un… hue” y si… debe ser.
Ejemplos hay muchos, casi tantos como los 125 congresistas, pero la idea es que sea corto y conciso, así me enseñó mi mamá.