• Por Augusto dos Santos
  • analista

Esta semana presenciábamos cómo el costado más miserable de la política paraguaya se normalizaba como agenda periodística y pasaba a integrar la agenda de los medios travestido como hecho político y no como lo que en realidad es, un grosero uso irregular de la plata de contribuyentes para financiar la política.

Es que la carnicería entre grupos de medios es tal que unos pueden llegar a festejar la caída de un avión si entre sus pasajeros va a estar el enemigo. Solo así se puede explicar que en esta semana el periodismo estuvo transmitiendo con absoluta actitud doctoral y calma la fuga de decenas de mandos medios y altos de Honor Colorado a Colorado Añetete, sin mencionar en una sola ocasión la palabra clientelismo o la de su prima hermana, prebendarismo, o la de su primo poco refinado, el zoqueterismo.

Hablamos con toda naturalidad del fenómeno del transfuguismo, acto de migración de un político de un sector a otro, pero nos olvidamos olímpicamente de recordar que esto se está dando con la plata de los contribuyentes. Es como que todos estamos anestesiados asistiendo a un festival de fuegos artificiales que creemos innecesario, pero no nos detenemos a pensar que –además– están usando nuestra plata para ello.

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Ayer comentaba con mi amigo Felipe este asunto de la fuga de referentes de HC a Añetete y todo lo que me dijo es:

– ¡Gran cosa!

Su expresión minimizadora y normalizadora era demasiado contundente.

JODIDO PANORAMA

Si de verdad no nos escandaliza que cada cinco años exista un grupo de… ¿cuántos?, ¿miles?, miles seguro; que existan –retomamos– miles de paraguayos que tienen que ser bancados por la plata pública nacional o binacional para formar parte del ejército de leales del nuevo gobierno, realmente estamos del cogote.

En verdad está jodido el panorama de nuestra civilidad cuando estamos hablando de la compra de mil o más tipos o tipas con cargos públicos como operación comercial para ganar sus obsecuencias y que estemos observando todo como si tales cargos públicos estuviesen bancados por el pueblo de Yugoslavia o la plata de la difunta Correa, y no con la plata pública del Paraguay.

Por otro lado, es igualmente jodido que estuviéramos hablando de este asunto como un hecho político en cuanto es pura y dura malversación de fondos públicos para el financiamiento de la política.

Mi amigo Felipe volvió a hablar un poco después casi fastidiado aduciendo que se trataba de “un problema de siempre y de todos los gobiernos”, a lo que le respondí que el homicidio es un problema de siempre, pero yo no me pongo a aplaudir un homicidio porque al que matan es mi adversario, o, yo no me pongo a transmitir la noticia de un homicidio como si se tratara del sorteo de la quiniela vespertina.

Realmente tenemos que asumir que este tema del clientelismo o zoqueterismo nos cuesta dinero público a los contribuyentes y que no se trata de algo que se pueda presentar como la transferencia de un jugador del Colón de Santa Fe al Olimpia del Paraguay.

No tiene nada de digno ni glorioso, lo hiciera el gobierno que fuera. No se puede convertir en un tema de anuncio orgulloso una operación zoqueteril gigantesca porque todos sabemos que para conseguir que un operador salte de un sector a otro, escarbaran en nuestro bolsillo para conseguirle un sueldo.

OPERACIÓN RACIONAL

A veces sirven las viejas lecciones de lógica en la escuela premillennials para entender mejor lo que ocurre en nuestros alrededores.

Tenemos como línea de base que los funcionarios públicos pueden trabajar en dos modelos de gestión para ayudar a la causa patriótica de sostener el Estado: en la función pública o en las entidades binacionales.

En segundo lugar, trabajar en esos espacios es un privilegio de los mismos que se paga con la contribución del pueblo o con el dinero de una fábrica de energía, que si no estuviera pagando funcionarios estaría invirtiendo en más energía o en financiar el Estado.

En tercer lugar tenemos que el trabajo en el Estado DEBERÍA ser una tarea para capaces e idóneos que accedieran por concurso y de cuya aplicación a la tarea nadie pudiera dudar.

En este caso, estamos en presencia del zar de una binacional despidiendo a centenares de adversarios para admitir a centenares de amigos sin ninguna de las lógicas precitadas como argumento. Para peor, esta burda operación de zoqueterismo la transmitimos con la misma naturalidad con la que mencionamos diariamente el parte meteorológico.

Hay hína algo que no funciona en esta agenda pública. Algo que me dice que me estoy acostumbrando a que me metan la mano en el bolsillo para pagar operadores políticos y yo tengo que mirarlo en el noticiero de televisión como una noticia política, gua’u.

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