• Por Antonio Carmona
  • Periodista

Por si le faltaran líos de comunicación al Gobierno, el asesor del Presidente no se le ocurrió mejor fórmula para criticar al intendente Mario Ferreiro que lanzarse contra el gremio de los “mediáticos, generalizando la crítica al gremio de los comunicadores, convirtiéndose en principio en amigo de la onza, ya que en el gabinete de Mario Abdo hay unos cuantos comunicadores ejerciendo altos y delicados cargos de gobierno, con lo que la primera crítica va dirigida al propio presidente que los instaló en los cargos: el asesor del presidente trató a los comunicadores de “figuritas”, un término un tanto despectivo, y hasta despreciativo de algunos, muchos comunicadores son verdaderas figuras de destacada trayectoria y de respeto y audiencia bien ganados. La lista es bastante larga para publicarla en un comentario y sería innecesario, ya que la sociedad sigue y aprecia a muchos comunicadores; que no son figuritas, sino verdaderos profesionales de prestigio y audiencia bien ganados por su trayectoria y no por una selección para un cargo.

Justamente, por si fuera poca la metida de pata, el más grande escándalo desencadenado por “¡figuritas! de la televisión” estuvo a cargo del Gobierno, elegido y ungido por el Gobierno, como máximo cargo de la comunicación del gobierno. La “figurita” Peralta Vierci, con escasa experiencia en comunicación y mucha en negocios mediáticos, envió al Mundial de Rusia a dos “figuritas” de su predilección para cubrir un acontecimiento deportivo tan importante haciéndole pasar un tremendo papelón al país. No tuvo, para más figuritismo, la valentía de asumir la responsabilidad, del desastre, al elegir a dos “auténticas figuritas” del “periodismo”, quienes tuvieron que soportar la catarata de críticas, y hasta quedarse temporariamente sin trabajo,

Mientras que la verdadera “figurita” del Papelón, con mayúscula, es decir, Peralta Vierci, practicaba el viejo arte nacional del ñembotavy y dejaba que los indignados se cebaran en sus elegidos.

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El asesor del Presidente, si quería ser serio en la materia, tendría que haberle planteado al Presidente, para eso están los asesores, no para figuretear, que con un jefe de comunicación “figurita” es poco menos que imposible hacer buena comunicación.

Y estamos hablando de un campo de la comunicación como el periodismo deportivo, en el que los medios nacionales han tenido y tienen verdaderas figuras respetadas nacional e internacionalmente que saben lo que hay que hacer en un Mundial.

No trato de defender, ni mucho menos, la gestión de Mario, a quien califiqué alguna vez como mal contador de chistes, incluso de chistes buenos. Hay además una ola de protestas contra esta administración municipal que, notablemente, provienen de los más diversos sectores, de los distintos estratos, de las más diversas generaciones de asuncenos y, por si fuera poco, de los paraguayos en general que sufren la calamidad de la Asunción de hoy cada día de inevitable viaje a la capital del país. Como otros intendentes anteriores de las últimas décadas, y que no eran “ni figuritas” ni figurazas de los medios, parece que los candidatos se lanzan a la cancha con mucho discurso y poco trabajo previo, es decir, que se encuentran con el apokyta cuando se sientan en el tan venido a menos “palacete” municipal. Se meten en el brete y, como dice el poeta, cuando se encuentran con la realidad, cuando quieren darse vuelta, no hay lugar.

Es un vicio de nuestra política muchas, palabras, muchas promesas y poco estudio de la realidad, y poco pienso.

Digamos para rematar que en la lista de intendentes asuncenos de si hay que hacer una evaluación, los que menos salen bien parados son los políticos, digo los militantes profesionales de campaña.

Como última reflexión, no me queda sino, en reciprocidad, evaluar al consejero presidencial, que entre los “profesionales” más calamitosos y cuestionados de la administración pública se encuentran los asesores. No es “de balde” ni en “balde” que la agudeza del paraguayo para los “marcantes” haya acuñado “asesorete”, de clara significación escatológica. A quien le venga el título…

En fin, hay figuras y hay figuretis, que por eso los rioplatenses hemos hecho esta distinción, una cosa es ser una figura y otra ser un figuereti. Como en todos los oficios, hay de todo, cada quien asuma su responsabilidad.

De lo que creo que no cabe hoy ninguna duda, aunque los mediáticos llevemos también nuestra propia carga, que la “clase política” se lleva la palma. Las expresiones populares en las calles durante los últimos años no dejan lugar a dudas.

Una buena autocrítica sería saludable, aunque creo es remotamente improbable.

Sería justicia.

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