Últimamente se habla mucho de desarrollar más carreteras en todo el país y de la necesidad de impulsar la construcción de otras fuentes de energía para anticiparnos al gran consumo del mañana, como la solar por ejemplo. Ayer nomás el presidente de la República y el director de Itaipú visitaron una unidad militar en el corazón del Chaco que está siendo abastecida de electricidad con una minicentral solar. Nadie discute ni se opone a las inversiones para al mejoramiento de infraestructuras como las señaladas, pero a la par Paraguay debe apostar a dar el gran paso del despegue definitivo de las telecomunicaciones, cuyas frecuencias no vemos pero que, al igual que caminos y tendidos eléctricos, son como autopistas y ductos que permiten a los ciudadanos compartir información, datos e imágenes. Excepto autoridades de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), que están en su rol, la clase política no le da la más mínima importancia, pero no está demás decir que no debe dar las espaldas a proyectos de inversión en el país relacionados con el avance de las telecomunicaciones.

El gobierno anterior hizo una apuesta importante para hacer realidad la telefonía de cuarta generación, más conocido como 4G, lo que significó la realización de fuertes inversiones privadas de parte de las operadoras de telefonía e internet para llevar a la gente una mejor tecnología en sus dispositivos móviles. Esto abrió puertas a otro tipo de negocios y un mayor acceso a la información disponible en redes sociales. En términos generales, es saludable que el nuevo presidente de la institución, Andrés Gubetich, haya prometido continuar en la senda del desarrollo de las telecomunicaciones como herramienta para el progreso.

Y… en realidad, hace falta. Así como todos coinciden en que los emprendimientos viales, de viviendas, de rutas y puentes, no deben sufrir interrupciones para el mejoramiento de la calidad de vida de los paraguayos, de igual manera es imperiosa la necesidad de no parar con las inversiones en telecomunicaciones para hacer posible un Paraguay dotado de la mejor y más avanzada tecnología para la transmisión de datos e imágenes. Esto, más que nunca, es necesario para compensar la desventaja relativa de nuestra mediterraneidad con respecto a los países vecinos, y para permitir a las nuevas generaciones mayor acceso al conocimiento y a inclusive a nuevas fuentes de trabajo, tan necesarias en este momento.

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Nuestra posición en el continente nos obliga a redoblar esfuerzos y avanzar en la dirección correcta para diferenciarnos de los demás, con más razón cuando tenemos a dos gigantes como Argentina y Brasil al lado. Por citar a estos dos y solo a otros de la región, Chile, Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia, ofrecen hoy día telefonía e internet 4G a menos costo a sus respectivos pueblos que nosotros. No obstante, la otra fase de aplicación de la telefonía e internet 4G para todo el Paraguay, cuyo desarrollo se prevé para este año, creo que permitirá mejores servicios y sobre todo precios más competitivos para cada habitante del país. El gran desafío es hacer que las prestadoras de servicios de internet y de telefonía reduzcan sus precios para los consumidores.

Desde la época de don Carlos Antonio López, los paraguayos hemos sido capaces de apostar a la implementación de sistemas modernos de locomoción y de comunicación, lo que nos convirtió en un pueblo amigable con las tecnologías del momento. Se trata de un momento oportuno para la transformación nacional. La información, la comunicación, la digitalización, la telecomunicación, los datos, las imágenes, no son palabras huecas ni están aisladas, son tangibles y tienen un valor en oro bien interpretadas y unidas inteligentemente.

Los jóvenes saben perfectamente que las telecomunicaciones no son solamente el teléfono a cable, la radio o la televisión, sino que incluyen otras tecnologías como la telefonía móvil, las comunicaciones de datos, redes informáticas, internet, radionavegación o GPS o telemetría. Son nuevas herramientas que los jóvenes quieren tener al alcance de la mano y manejarlas. Las famosas TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), representadas por las computadoras, los móviles y el internet, son el pan nuestro de cada día. Las usamos a diario como parte de nuestras vidas, para intercambiar datos, voz y videos. Es decir, son el conocimiento del presente y del futuro.

Es más, internet hoy es entretenimiento y sus servicios de prepago mundial –deportes, películas, series y documentales– ya compiten en igualdad de condiciones con el cine y la televisión. Es decir, con más razón cuando se habla de que podríamos organizar el Mundial 2030 de manera conjunta con países de la región, se impone más que nunca tomar un serio el desafío del milenio para lograr un despegue en telecomunicaciones.

La informática, la electrónica y las telecomunicaciones están interconectadas como nunca antes. Por esta razón, el Ejecutivo y el Legislativo podrían dar un gran paso con la apertura de una Universidad de Sistemas y Telecomunicaciones, a los efectos de preparar a las próximas generaciones en expertos en TIC y cubrir la gran demanda que se viene. Todos queremos un Paraguay del conocimiento.

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