Unos 3.5000.000 venezolanos rajaron de Venezuela, entre ellos la élite profesional. Huyen. Votan con el pié. En verdad son botados. Diáspora. Destierro. No son migrantes, sino desplazados. Familias separadas y huérfanas. Muchos hambreados, desnutridos, enfermos, hasta con pérdida de altura. Los mayores sufren, los niños gritan. Cruzan las fronteras de un exilio tormentoso, con ojos cerrados y manos atadas. Con el Jesús en la boca. Con espantoso dolor e inhumana desesperación. El adiós del “nunca podré volver”. Como los paraguayos después de la guerra civil de 1947 y la otra oleada a partir de 1959, con la cruz de la expulsión por Alfredo Nicolás Stroessner Maduro. Lo tuve enfrente a Hugo Chávez en setiembre del 2000 en Brasilia, invitado por Fernando Henrique Cardoso, Cumbre de Presidentes de Sudamérica. Un Chávez nuevecito, con la mejor carta democrática y extraordinarias promesas de libertad total a su gente. Unos colombianos presentes en la reunión de trabajo me apartaron: “Cuidado que miente, es militar y loco”. Lo tuve enfrente a Nicolás Maduro, como canciller chavista, en París 2007, dando una conferencia de prensa. “Es un matón y rodeado de gorilas”, califiqué, mientras abrazaba a dos colegas de Caracas que sudaban miedo al preguntar. El mismo miedo marca estronista que ya había olvidado en casi 18 años de libertad. “¡Por Dios, la historia se repite!”, y me persigné.

La economía venezolana se achicó 45% en cinco años, el precio del dólar vuela alto en segundos (+65.448% en el 2018), la inflación gracias a Dios fue menor a la esperada de 2.5000.000% y cerró en solo 1.698.844,2%, proyectándose un modesto 10.000.000% en el 2019, el valor del salario mínimo se mide en horas y no alcanza para el día, y Carlos Filizzola y el Frente Guasu, abrazando a Nicolás Maduro, reelecto por otros 6 años, reconocen que “hay dificultades”, pero todo es normal. La izquierda (también) asesina. La izquierda (también) es asesina. Por acción y por omisión. Stroessner, ardiendo de por vida en el infierno, aplaude conmovido la corrección histórica que Carlos y el Frente hacen hoy de “mi gobierno”: el estronismo también estuvo en “situación de guerra” contra el comunismo, y la violación de los derechos humanos, la libertad de expresión y pensamiento, las elecciones libres, así como el vicio de la reelección fueron “dificultades” y simples daños colaterales. “Maduro es alumno mío”. Q.E.P.N.D.

Maduro es la versión chavista en el siglo XXI de dictadores cruelmente históricos como Stroessner, Pinochet y Videla. Con un toque diabólico de un Stalin latinoamericano. Cuatro jinetes del Apocalipsis. Lo peor de lo peor. Con semejanzas y diferencias, pero unidos en el horror. Solo una minoría a nivel mundial lo defiende y casi nadie con sentido común niega la terrible realidad que golpea a los venezolanos. Pero, salen las justificaciones para poner un paño suavizante sobre las heridas: se vive en una “situación de guerra” (boicot, bloqueo, sabotaje, culpa del imperialismo yankee, con la complicidad europea, regional y mundial) que lo explica todo. Y se agrega: el Gobierno es legal y legítimo, y no hay que meterse en los asuntos de otro país. Los bárbaros al principio citados eran legales y legítimos, y Maduro una copia de Stroessner. Imagínense Paraguay diciembre 31 del 2017 cargando gasoil en sus autos a 4.190 guaraníes el litro. Imagínense Paraguay diciembre lunes 31 del 2018. Días atrás. Volviendo a cargar gasoil al precio de 71.230.000 guaraníes el litro. Imagínense. Suicidarnos sería normal. Así sobreviven los venezolanos. Inflación 2018: 1.698.844,2%. La izquierda (también) asesina.

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Con el título “Cielos oscurecidos” o “Cielos cubiertos” (Darkening Skies) el Banco Mundial entregó el martes pasado un informe sobre el hoy y el futuro de la economía mundial marca 2019. Con correcciones negativas. Preocupante, de cuidado. No alarmista, pero para ponernos en guardia. El mundo se desacelera a un 2,9% este año. Pobrísima marcha latinoamericana: 0,6% en el 2018 y 1,7% en el 2019. Se esperaba mucho más. Argentina desespera con dos caídas superior al 4%. Ayer y hoy. Tendría que haber crecido. Brasil debilitado mejoraría en el 2019. Se esperaba más. Uruguay estancado y menos de lo dibujado. Venezuela es tragedia. La izquierda que asesina. Cayó 18%. Caerá 8% más. No crece desde el 2013. No dejaría de hundirse hasta el 2023.

¿Cómo ve Paraguay el Banco Mundial? También marchando más lentamente, ayer y hoy, con un avance económico del 3,9% en el 2019, inferior a lo esperado. Pero, nos mantenemos en el buen grupo de países con los mayores crecimientos en la región. No es cosa menor. Claro que nuestra izquierda estúpida dice que lo de Venezuela es un accidente y que lo de Paraguay es pobrísimo e injusto. Pero no todo está podrido en la izquierda paraguaya. Parlamentarios del Frente Guasu, PDP y Nicanor y su gente, socialistas unidos, comprarán desde mañana el gasoil a 71.230.000 guaraníes el litro. En apoyo a Venezuela. Eso es coherencia. Dignidad. Con valores y principios de integridad. Esa fue “mi” izquierda. Sin billetera. Y en la Embajada de Venezuela asilé a varios compatriotas en 1976/77 perseguidos por el estronismo, con sus vidas en peligro. Ese país nos ayudó. Es mi deber hoy ayudarlo. Sin billetera. Duele decirlo, pero hay que decirlo.


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