“La fecha del inicio público de la vida de Violeta Dasinski fue el día que apareció su nombre en la primera página de los diarios, el 15 de noviembre de 1991”.
Josefa Ferrer y Violeta Dasinski se hacen amigas de niñas, en el barrio santiaguino de Ñuñoa. Cuando se conocen, Violeta le da a Josefa a guardar un cuaderno, en un lugar donde ningún adulto pueda encontrarlo. Con los años, Josefa alcanza un tremendo éxito como cantante. Sufre de joven la pérdida de su marido; pero vuelve a encontrar el amor con Andrés. Tiene una vida privilegiada y llena de reconocimiento; pero padece de insatisfacción crónica.
Violeta es restauradora de arte, la hippie de las dos, y luego de un matrimonio fallido, se enamora de Eduardo. Sus cuadernos se van llenando mucho más rápido a medida que ese matrimonio agudiza su crisis. Eduardo es bebedor, abusivo y violento, lo que desencadena en esa noche de noviembre en la cual Violeta, embarazada, lo mata en defensa propia.
Josefa corre a buscar en casa de Violeta sus cuadernos. Mientras Andrés monta la defensa legal, Josefa monta la mediática: realiza un concierto a beneficio de Violeta que se convierte en un disco, en una canción emblemática en la lucha contra la violencia doméstica. Pero también, en su nueva misión como guardiana de los cuadernos de Violeta, lee su historia, que es también la suya, y la de las mujeres que vinieron antes.
Juntas huyen a Antigua, en Guatemala, en busca de refugio y de respuestas. Allí Violeta sigue los pasos de su abuela Cayetana, muerta en la guerrilla. Y Josefa sigue el camino que la llevará, eventualmente, a reprender el hilo de una vida a la que le puso autopiloto hace demasiado tiempo. La magia de la Antigua ejerce su hechizo sobre ambas y las regresa a la vida.