• Dr. Miguel Ángel Velázquez (Dr. Mime)

En la primera parte de la trilogía Matrix (fabulosa película de finales de los 90 y principios de los 2000 protagonizada por Keanu Reeves); el protagonista (Neo) en un momento dado ve un gato negro y después de pestañear, vuelve a verlo realizando la misma acción. Esto es lo que llamamos “déjà vu”, cuya traducción del francés es “ya visto”, y es la extraña sensación de que algo que estamos percibiendo ya ha sucedido, aunque estemos seguros de que no es posible. Es aquello que sentimos cuando ya nos parece que estuvimos en un lugar donde nunca antes estuvimos, y haciendo lo que estábamos haciendo en ese momento. Una sensación rara.

El déjà vu es un fenómeno aun no explicado del todo en las neurociencias, pero sí es claro que a todos nos sucede. Pasa más a menudo en la juventud para ir declinando en su aparición con el correr de los años. También se relaciona su aparición con el estrés o el cansancio físico. Hoy en día sabemos que, si bien se puede dar en personas con un cerebro totalmente sano como episodios aislados, el déjà vu puede aparecer en personas con epilepsia del lóbulo temporal, conformando lo que conocemos como “aura”, que es la sintomatología previa a que se desencadene la crisis. Así mismo, se puede ver en otras enfermedades como la depresión, la esquizofrenia, o en una rara enfermedad llamada Síndrome de Charles Bonnet, donde personas que nunca han visto por déficit severos en la visión de manera congénita, presenten complejas alucinaciones visuales (como “si vieran” pero sin hacerlo).

Distintos mecanismos han sido propuestos para explicar el déjà vu en personas sanas. Uno de ellos relaciona al proceso de reconocimiento de la información experimentada previamente, como por ejemplo cuando vemos una persona caminando por la calle y nos parece ya haberla visto: el cerebro relaciona ese rostro con otros almacenados en la memoria, por lo que le resulta “familiar” y le parece haber experimentado ya esa sensación.

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Otra teoría explica que la información transmitida como señales sensitivas por varios caminos distintos dentro del cerebro, y estos no convergen exactamente en el mismo milisegundo en la zona del cerebro donde se almacenan. Es entonces cuando el cerebro interpreta la primera señal que llega como “almacenable” y allí mismo la siguiente señal que llega, es comparada con la recientemente almacenada, dándose ese patrón de “familiaridad” o “repetición” que caracteriza al déjà vu, y que, según esta teoría, no sería más que la misma información llegando con un muy leve retardo de milisegundos a la zona de la memoria donde se almacena. Curioso, ¿no?

Al respecto, es muy interesante el trabajo publicado en una revista denominada Cortex por un grupo investigador de República Checa, que describe que el déjà vu tendría algunas relaciones con zonas anatómicas del cerebro, específicamente con una zona situada alrededor del hipocampo (zona cuya forma recuerda a la de un caballito de mar, de ahí su nombre, y que tiene que ver entre otras cosas con el aprendizaje y el recuerdo de la información aprendida) denominada por ello región parahipocámpica. Específicamente, cuentan que personas que tienen déjà vu de manera recurrente, poseen un tejido parahipocámpico de menor tamaño que las personas que no lo sufren, lo cual vendría a demostrar por primera vez una relación anatómica de este fenómeno que hoy nos relaciona.

En fin, hoy conocimos al déjà vu. Uno de los fenómenos increíbles de nuestro más increíble órgano en el cuerpo. El cerebro, el que nos hace estar constantemente de la cabeza…

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