En el poco tiempo que lleva este gobierno nos acostumbró a una muy inusual estrategia política y comunicacional. Y digo inusual porque ya me han dicho que esta columna incomoda a ciertos importantes referentes del oficialismo y como estamos en épocas de amor y paz no quiero generar divisiones en la familia paraguaya. Una estrategia (si es que pudiese llamarse así) colmada de sobresaltos, giros imprevistos, parches y vacía de un relato gubernamental. Es demasiado evidente que vienen haciendo todo a medida que suceden las cosas. Mucha reactividad y poca proactividad.
Los referentes del Gobierno están muy solos, en lo que a estrategia política y comunicacional se refiere. Y se nota a cada paso, hacen demasiada prensa, pero muy poca comunicación y es muy evidente para quienes estamos en este mundo. Algunas excepciones podrían ser la Senad, el Viceministerio de Transporte y la Vicepresidencia de la República. Y hoy me quiero referir a esta última.
En Paraguay, la Vicepresidencia ha sido eterno caldo de cultivo de boicots y conspiraciones. Esto cuando las cosas se ponían divertidas, de lo contrario, era un oscuro sector del poder cubierto de telarañas como consecuencia de la dejadez de sus ocupantes. Sin embargo, en esta administración estamos viendo una gestión del Vicepresidente que marca la diferencia con sus antecesores, por lo menos en algunos puntos. El Vicepresidente fue operador estratégico en la aprobación de una ley que a todas luces era demasiado importante para la administración Abdo Benítez como lo es el Presupuesto 2019, una ley que corría riesgo de desbarrancarse, entre otros motivos, por la lentitud en el liderazgo político del ministerio de Hacienda.
Ahora estamos siendo testigos de una movida política de la cual se está hablando muy poco (de hecho, es el estilo que impera en la Vicepresidencia: hablar poco, pero sacar resultados), que tiene que ver con los puentes que se están tendiendo con la bancada de Honor Colorado en el Senado. El 2019 será el año en el que el Gobierno puede y debe pegar el volantazo que lo haga dejar el letargo y la improvisación que fue el sello de estos primeros meses. El año que viene el Gobierno precisa mostrar resultados, saben que lo de echar la culpa a la administración anterior tiene rápido vencimiento. Y para mostrar resultados, hay que recurrir a quienes realmente manejan la política, la real; no la de las conferencias de prensa o de comisiones con tintes de un farandulesco teatro de revistas. El Vicepresidente se reunió con la bancada de Honor Colorado del Senado, con el objetivo claro: necesidad de mostrar resultados en el 2019. Pasa que este gobierno hasta en eso fue atípico, asumió sin tener una agenda legislativa. Podrán hablarme de los préstamos, pero todo quien está en ese mundo sabe que en una amplia mayoría son la culminación de un prolongado proceso iniciado en el gobierno anterior; eso es lo que el Gobierno sabe y aunque no vayan a admitirlo públicamente, esto es lo que les mueve a acercarse a Honor Colorado. Una bancada disciplinada y que mostró tener factores demasiado preciados para quien precisa gobernabilidad, como son la previsibilidad y la responsabilidad. Al contrario de la alianza que el Gobierno tiene con sectores de la oposición que es una caja de sorpresas y también con una proyección en el tiempo muy breve.
Aún están por verse los resultados concretos que pueda tener esta movida impulsada por el Gobierno y que tiene al vicepresidente de la República como punta de lanza, pero los jugadores ya han mostrado algunas de sus cartas. Del lado de la Vicepresidenta una de ellas es el trabajo silencioso y prudente, al menos hasta ahora. Ese es un factor que resalta demasiado en una administración que muestra todo lo contrario en muchos de sus ejes de trabajo. Aunque cueste creer; la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, también pasa por la prudencia y por el oportuno silencio.