- GUILLERMO RAMÍREZ
- Gerente de GEN
Querido Papá Noel:
Semanas atrás me senté con mi hija de casi 3 años a escribirte una carta, quizás la recuerdes, es la que tiene como pedido una bicicleta con unicornios y un dinosaurio inflable. Tomé sus pequeñas manitas y ayudé a que haga las palabras en trazos torpes, pero lo suficientemente legibles como para que los entiendas. Además de servir de un buen momento de conexión entre ambos ella aún no sabe escribir, así que tuve que darle una mano, no sabe escribir pero cree en vos, cree que vas a venir y que vas a dejar sus pedidos debajo del arbolito iluminado.
A diferencia de ella yo sé escribir, pero no creo, así que esta es mi cartita hacia vos para que me regales eso que me falta, fe. Necesito volver a tener a mano la herramienta de la creencia, necesito que mi cerebro me permita cerrar los ojos y confiar en las cosas en las que no veo y que no siento. Mientras algunos papás te van a pedir más horas de sueño o que su equipo de fútbol salga campeón de alguna copa, yo te pido que me regales el don de creer porque de otra manera no sé cómo voy a sobrellevar mi 2019.
Necesito creer que el futuro de mis hijos puede llegar a estar aún en este país, hoy lo veo demasiado lejos. Vos sabés que los que somos padres pasamos todo por el filtro de los hijos y mi mirada sobre mi país está afectada por sus ojos más que por los míos. Me encantaría poder creer que el nivel rampante de corrupción que lleva décadas ininterrumpidas destrozando al Paraguay va a mermar y que los corruptos, que son casi todos, entiendan que si quieren seguir robando lo que se recauda en impuestos deben de permitir que exista un país que produzca algo que pueda ser gravado. Al ritmo de destrucción que llevamos es muy probable que en apenas un par de décadas se suelten los últimos filamentos que nos atan a algún tipo de modernidad.
Te pido que me dejes debajo del arbolito una visión en la que el ecosistema de nuestro país es preservado y que esta preservación es una política de Estado que se va a defender por encima de los intereses de la corrupción ciega y tonta sin visión de futuro. Somos testigos involuntarios de la destrucción del Chaco paraguayo, los portales internacionales nos señalan como el país que más deforestó en los últimos tiempos, vemos todos los días en las noticias cómo procesiones de camiones van al Brasil con rollos que eran sombra y serán astillas o carbón. No hay futuro posible lejos de una relación armoniosa con la naturaleza. Estamos justamente ahora en una de las semanas más calurosas que recordemos, con índices de rayos ultravioleta que muy probablemente van a generar severos problemas de salud en los incautos que no se protegen del sol con el máximo de los cuidados.
Sé que quizás es mucho pedir, pero me gustaría que me regales el permitirme creer que el efecto de estar tan expuestos a la corrupción y a la impunidad no nos vuelve a nosotros, los ciudadanos comunes, en monstruos sin humanidad. Quiero creer que cada vez habrá más gente dando paso, frenando en los pasos a los peatones, no cerrando las intersecciones, devolviendo lo ajeno, tratando respetuosamente a las mujeres, recogiendo nuestras basuras y siendo cordiales unos con otros. Necesito creer que la influencia negativa del universo-basura de la política no se cuela hasta nuestros huesos, que somos más fuertes y que desde esa resistencia los obligamos a cambiar.
Creo que lo que te quiero pedir es eso, que me regales algo que me permita resistir ante la oscuridad del abismo, y creo que ese regalo es ayudarme a creer en mí y en los demás.