• Por Bernt Entschev
  • Fundador de De Bernt

Empresas de todos los portes y segmentos aprovechan el clima de fin de año para realizar acciones solidarias. Por lo general, niños y ancianos son los objetivos predilectos de los ayudantes de Papá Noel en esta época festiva. Opino que este es un gesto loable y admirable, a fin de cuentas necesitamos más que nunca compartir nuestras vidas para buscar un mundo mejor para todos nosotros.

También es en este periodo que las personas están más emotivas y favorables a tener una actitud voluntaria y/o de entrega a otro individuo. Esto es de conocimiento de las organizaciones, es rol de las empresas –no obligatorio– proporcionar actividades que optimicen este espíritu bondadoso de los colaboradores.

A no ser que el alcance de la cultura de la organización esté muy bien centrada y limitada, lo ideal es realizar acciones que sean alrededor de su comunidad. No me refiero aquí a la cuestión de personas carentes, financieramente hablando, que son la gran parte de estas actividades, incluso por la condición social que tenemos en nuestro país por décadas.

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Pero es necesario ser creativo también dentro de las organizaciones para proponer actividades útiles y que van a ayudar efectivamente el próximo. Piense: si su oficina es vecina a un hospital, ¿por qué no promover un esfuerzo mancomunado de donación de sangre? O ¿por qué no realizar una acción de concienciación ambiental con residentes y/o, además, tener a disposición un poco de tiempo para usar su experiencia profesional para compartir con residentes o instituciones de enseñanza o religiosa? Finalmente, se pueden optimizar y expandir las opciones.

Lo que no se puede es “comercializar” el momento. No es elegante estar realizando marketing con esta actividad. La acción solidaria necesita ser sentida por quien realiza y por quien la recibe. Si esto ocurre, estará cumpliendo uno de sus roles, que es la vida comunitaria, en comunión.

Para las empresas que estimulan estas actividades son muchas las ganancias. Equipos más integrados, admiración y orgullo del colaborador por la marca, la madurez de los profesionales en diferentes perspectivas y la sensación de que la marca va más allá de lo que prevé su core business.

Por otro lado, para los colaboradores, las ganancias son grandes. Internamente, la persona empieza a ser vista como enganchada, un profesional con el cual la empresa puede contar. Un colaborador dispuesto a trabajar en equipo y que no piensa solo en él. Sin embargo, una regla de oro es válida para usted que acepta participar de acciones como esta: el voluntariado es un compromiso. Entonces, si no puede atender la demanda, no se ponga a disposición. Es mejor que diga “no” a desfalcar un equipo que cuenta con su presencia en una determinada acción.

Las personas que actúan así pueden transmitir una imagen, justamente contraria, una imagen que no está comprometida. Además, experimente realizar actividades de este tipo en su empresa o participar de acciones que su compañía ofrece. Además del clima propicio, todos ganan, usted y también la persona que recibe su generosa acción.

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