- Por Felipe Goroso S. – Analista.
- Twitter: @FelipeGoroso
Una de las principales características de la comunicación gubernamental es la capacidad que debiera tener de instalar agenda, la propia, obviamente. Y con instalación de agenda me refiero a los ejes temáticos que son las banderas de cada administración, que todo gobierno debería tener. Debería. No me estoy refiriendo a lo que diariamente nos enteramos sobre la agenda de actividades de las instituciones públicas.
Otra de las características de la comunicación gubernamental es su proactividad y a sabiendas de los múltiples casos en los en esta administración fue la reactividad la que imperó, hoy pretendo referirme al último desliz comunicacional (de los muchos que ya tuvo) del gobierno de Mario Abdo Benítez.
En los últimos días, se habló y mucho sobre el Pacto Mundial de Migración. Se habló, y se seguirá hablando bastante. Como parte esencial de nuestro paraguayismo, se habla desde el permanente Olimpia versus Cerro, colorado versus liberal; al que nos vemos imbuidos casi siempre o en este caso, desde el conservadurismo versus progresismo. Quienes apoyan el Pacto ya vienen con la etiqueta de progresistas y quienes tirotean contra el mismo, son la “extrema derecha paraguaya”. Esta última etiqueta fue la utilizada por el propio canciller nacional, Luis Alberto Castiglioni, quien conversó con nosotros en la 970 AM y el canal Gen desde Marruecos, lugar donde se acababa de ratificar el Pacto el lunes pasado. Hay que decir que el tono y la línea discursiva utilizados por el ministro de Relaciones Exteriores no coincide con los que nos tienen acostumbrados quienes fueron inquilinos en el Palacio de Benigno López.
Les decía que se habló y se seguirá hablando porque no ha habido en Cancillería la suficiente visión estratégica para evaluar el conflictivo escenario de crisis comunicacional que le está trayendo el Pacto de Migración. Podría decirse que es la segunda crisis de importancia que atraviesa esa cartera, similar situación se dio con el traslado de nuestra embajada en Israel; solo que en aquella ocasión las instancias de decisión fueron otras, así como los niveles de articulación. Este porcentaje de imprevisión y reactividad es por demás llamativo, ya que en Cancillería hay suficientes funcionarios de carrera y con una preparación de primera. Y, claro, también está Castiglioni. No hubo visión, pero sobre todo no hubo lo que les decía más arriba, la muy necesaria proactividad en la estrategia comunicacional. Fiel a los comentarios que rodean a su imagen: Castiglioni se durmió.
Es inadmisible que, sabiendo lo que se venía, desde Relaciones Exteriores se haya sido tan reactivo, y tardío. Recién una vez que el humo del incendio los estaba asfixiando, salieron con el carro de bomberos a tratar de apagar el fuego. Obviamente y en base a los resultados, ya fue tarde. Se habían quedado dormidos.
De habérsele dado la importancia estratégica que el tema exige, no hubiesen esperado la oleada de críticas y que el debate público llegue a niveles tan estomacales que exigía cajas y cajas de antiácido. En esas circunstancias, ya es extremadamente difícil intentar instalar agenda ni argumentar nada. Hay demasiados elementos que interfieren para que el mensaje llegue de manera conveniente.
Preocupa que el canciller nacional, al momento de hablar con la 970 AM y Gen haya mencionado que este en realidad es un problema de “hace dos años atrás”. Sí, Cartes jeyma la culpable. Preocupa que el mismo trate de xenófobos a quienes se manifiestan en contra del Pacto Mundial de Migración.
No corresponde a su investidura. Preocupa que alguien de su perfil califique como de la extrema derecha paraguaya (justo él) a quienes expresan su disconformidad con su gestión cuando la misma es muy pobre con respecto a lo comunicacional. Y olvidando, al parecer, que una parte importante de ese segmento electoral es la base de sustentación electoral que le hizo ganar las elecciones a Mario Abdo Benítez. Es absolutamente normal que la gente se forme sus propios elementos de discusión al no haber información oficial sobre un asunto público, o la misma llegue de manera tardía.
A los efectos prácticos es igual, o peor. Preocupa la ausencia de proactividad y previsión en la comunicación gubernamental de esta administración. Preocupa que ni tan siquiera evalúe realizar la tan necesaria autocrítica para los errores comunicacionales que se cometen en la cartera de Relaciones Exteriores. Y sobre todo y principal: preocupa que Castiglioni se durmió. Es nuestro canciller, debería de estar con los ojos bien abiertos y permanentemente despierto. Después de todo, también de eso se trata la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a. Que no sea que le pase lo del yacaré y su mutación a valija.