• Por Fernando Filártiga
  • Abogado

Pasado mañana, 31 de octubre, se celebra el Día Mundial del Ahorro, esa institución virtuosa y a menudo difícil de poner en práctica.

¿Podemos decir algo nuevo sobre el tema?, ¿problematizarlo un poco? Keynes lo hizo con la paradoja de la frugalidad: cuando en épocas de recesión los individuos destinan mayor porción de sus ingresos al ahorro versus consumo creándose una tendencia, la demanda agregada y la producción disminuyen, la recesión empeora y se compromete el ahorro total de la población.

La paradoja de Keynes pertenece a la teoría económica y supone escenarios recesivos como el que él mismo observó durante la Gran Depresión. Pero por encima de coyunturas, el ahorro ha sido siempre una conducta positiva y lo es más hoy como herramienta de inclusión financiera. Explorémoslo en esta faceta.

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Inclusión. La inclusión financiera y su especie más conocida: bancarización, se han convertido en objetivos de política pública. Varios países se autofijan metas concretas (ejemplo: aumentar porcentaje de adultos con acceso al crédito) y desarrollan estrategias oficiales para alcanzarlas. Indicadores como Global Findex o el Índice Básico de Inclusión Financiera de Felaban, permiten comparar datos a nivel internacional. En Paraguay, la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera 2014-2018 (ENIF) fue elaborada por el Banco Central, el Ministerio de Hacienda, la Secretaría Técnica de Planificación y el Instituto Nacional de Cooperativismo, con apoyo externo.

Ahora bien, ¿cuál es el interés público en bancarizar?, ¿no son acaso los bancos, financieras y cooperativas, los principales interesados en ampliar sus carteras de clientes?, ¿por qué se involucra el Estado, más allá de la banca pública?

ENIF es un modelo de alianza público-privada (participantes: http://enif.paraguay.gov.py/participantes). Es claro el interés del sector privado, pero también lo es el del Gobierno con el doble objetivo final declarado en la ENIF de: “reducir la pobreza e impulsar el desarrollo económico del Paraguay”. ENIF incluye, además, una definición consensuada y esclarecedora de inclusión financiera. Luego, el documento explica que el acceso al crédito y la disponibilidad de ahorros fortalecen las finanzas del individuo y la empresa, e impulsan sus niveles de consumo e inversión, con lo cual se dinamiza la economía.

En paralelo, el Estado actualiza criterios y controles para asegurar que las instituciones financieras provean una experiencia de calidad al cliente, con recurso a esquemas institucionales de amparo al consumidor si no es así.

Otra consideración no menor es la formalización inherente a ENIF. Incluir implica extender la cobertura del sistema financiero a personas y recursos en el marco de la ley, al tiempo de oponer barreras a quienes no pueden justificar el origen de los fondos que pretenden introducir al sistema.

Ahorro. La ola inclusiva renueva el atractivo del ahorro, ubicándolo al centro de la política pública. Porque ya no hablamos solo de una cultura genérica de buen hábito, como cuando nuestros abuelos guardaban en la caja fuerte o el colchón algún remanente de sus ingresos deducidos gastos del mes y contribuciones forzosas (ejemplo: jubilatorias). Y no solo los abuelos…: según la encuesta del 2013 que sirvió de base para ENIF, guardar dinero en el hogar continuaba siendo la opción principal de los paraguayos adultos.

(En la próxima entrega continuamos con la segunda parte final de esta columna).

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