Muchos jóvenes amantes del género ciencia ficción podrían llevarse una gran desilusión si echaran una mirada al año 1956. Y es que por entonces el director de cine Fred M. Wilcox estrenaba lo que sería la madre de todas las películas y series del espacio.
“Planeta Prohibido” tenía como protagonistas a actores veinteañeros que hoy pocos recuerdan. Tal vez el que más logró sobrevivir en la mente del público fue Leslie Nielsen, pero no por ese filme, sino por la trilogía de “La pistola desnuda”, en la que el ya por entonces canoso personaje había cambiado el uniforme de la capitanía del crucero espacial Planetas Unidos C57 D por el de un policía, una patrulla y una sirena.
Aunque “Planeta Prohibido” presenta un plato volador como imagen de una nave, concepto típico que se repetiría en 1965 con el Júpiter II de la familia Robinson en “Perdidos en el espacio”, también sería el primer “hipervehículo” capaz de rebasar la velocidad de la luz, logro que luego alcanzarían los cruceros espaciales de Darth Vader y el Halcón Milenario en la “Guerra de las galaxias” y sería hasta el preestreno de la teletransportación de la serie “Viaje a las estrellas”. Y es que los tripulantes del C57 D, que hacía un año habían partido de la Tierra en una misión, deben entrar a cubículos idénticos a los de la teletransportación del Enterprise para evitar que sus cuerpos revienten cuando se produce la “deceleración”.
En el año 1956 el ser humano aún no había pisado la Luna, pero en el largometraje “Planeta Prohibido” –equivocadamente– anunciaban que eso ocurriría hacia finales del Siglo XXI y que luego, hacia los años 2200, el hombre alcanzaría todos los planetas del sistema solar y comenzaría la colonización del espacio. Y claro, la realidad llegó mucho más rápido de lo esperado con el Apolo 11 y con las sondas espaciales que hoy nos envían imágenes inéditas desde diferentes planetas.
En la película también hace su aparición Robby, un robot negro con capacidades casi mágicas que semeja mucho a la armadura de un caballero de la Edad Media, por su forma y lentos movimientos; luego nacería también el famoso robot B9 de la serie original de “Perdidos en el espacio”. El concepto de Wilcox tuvo su mejoría con el personaje C3PO, de “Star Wars”, pero no mucha.
El que sí cambió radicalmente la idea del torpe robot en la pantalla grande fue el personaje Bishop, en “Alien el octavo pasajero”, un humanoide tan real que era imposible notar la diferencia con un ser de carne y hueso. Al trasladarnos de la fantasía a la realidad, vemos que Bishop ya tenía varias de las características de su pariente Sofía, presentada hace un par de años, y quien para estupor de sus creadores prometió destruir a la raza humana. Fue una mala función que le dio la razón a Stephen Hawking, quien anunció acerca del peligro del desarrollo de la inteligencia artificial.
Pero esas son anécdotas del pasado porque la ciencia no se detiene. Hoy la novedad es el anuncio de los científicos del Instituto de Tecnología de California en Pasadena (EEUU) que desarrollaron un material nanofotónico –hecho de silicio y de su óxido, sílice– capaz de convertir ondas de luz infrarroja en un impulso que podría hacer que una nave espacial alcance velocidades cercanas a los 60.000 km/seg. Sí, ¡por segundo! Con este material se podría hacer realidad la idea de “Planeta Prohibido” y llegar a las estrellas más cercanas en decenas de años y no en milenios como antes se pensaba.
Si nuestro ayudante no se equivoca, a esta velocidad podríamos ir, por ejemplo, al planeta más cercano a la Tierra, es decir, Venus (40 millones de kilómetros) en 11 minutos; o a Marte (58 mill de km) en 16 minutos y alcanzaríamos el último planeta del sistema solar, Plutón (7.529 mill de km), en 35 horas, o sea casi en un día y medio de viaje.
Asusta pensar en cómo la ciencia convierte en tan poco tiempo la fantasía en realidad. Va demasiado rápido. Desde que estrenaron “Planeta Prohibido” sin darnos cuenta pasaron cinco generaciones: Baby boomer (1946/1964), la X (1960/1980), la Y o millennial (1980/1990), la Z (1995/2005) y la T (2010/2020)… y el camino andado fue demasiado.
Ayer la gente salía para disfrutar de la naturaleza, pero hoy esta se tornó violenta, con tormentas simultáneas en los océanos que sorprenden a los propios científicos, con erupciones volcánicas reiteradas y terremotos constantes. Por tanto, los hombres se refugian en la casa y cada vez buscan más la seguridad del mundo virtual, que es una ilusión.
Los que vieron “Planeta Prohibido” saben que deja algo más importante que la tecnología; nos hace ver el gran poder del profundo subconsciente que cada persona lleva dentro sin darse cuenta. Los que no la vieron deberían hacerlo y viajar hacia su interior en vez de soñar con planetas y galaxias que están a años luz de nuestra necesidad.