Dos de las principales calificadoras de riesgos internacionales han asignado a Paraguay como calificación de solvencia BB con tendencia: estable, y la tercera con tendencia: positiva; o sea, a un solo peldaño de alcanzar el anhelado Grado de Inversión.

Se sustenta básicamente en el nivel de crecimiento económico sostenido de nuestro país en los últimos años, acompañado de una razonable posición fiscal, con un nivel de déficit encuadrado dentro de los parámetros máximos establecidos, una limitada vulnerabilidad externa, acompañada de una mayor diversificación a nivel económico-productivo en pleno proceso de expansión/crecimiento, lo cual se puede visualizar a través de las cifras consolidadas de nuestra balanza comercial.

El informe técnico emitido por estas calificadoras de riesgos señala además que se ha observado en los últimos años un buen nivel de gastos orientados a la inversión pública, con una deuda externa que no supera en promedio el 25% del PIB, y con RIN que han alcanzado niveles récords, ubicándose hoy por hoy en aproximadamente 8.400 millones de dólares, cubriendo suficientemente el nivel de endeudamiento vigente. (Externa e interna).

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Han puntualizado además que el equilibrio observado entre la elevada evolución de la inversión pública, que estimula el crecimiento económico y un razonable nivel de deuda pública, ha sido uno de los factores claves para la preservación de una fortaleza fiscal, aspectos en los cuales se hallan básicamente fundamentados la actual calificación de riesgo-país que poseemos.

Para este año preliminarmente se había proyectado un crecimiento económico del 4,5% de nuestro PIB. De esta forma el crecimiento económico sostenido de Paraguay seguiría ubicándose como uno de los más elevados a nivel de la región.

Si bien es dable destacar que cuantitativamente seguimos bien (lo cual se puede observar a través de las principales cifras macroeconómicas), la mayor objeción por parte de estas calificadoras sigue dándose dentro de los aspectos cualitativos, en donde en cada revisión continúan señalándonos que nuestra débil estructura institucional a nivel país sigue siendo una de las mayores barreras, que hacen que hasta ahora no podamos tener un up grade en nuestra calificación de solvencia y llegar al Grado de Inversión.

Mucha gente sigue mencionando casi exclusivamente a los entes que dependen del Poder Ejecutivo, cuando que bien sabemos nuestra Constitución Nacional define muy bien los derechos, obligaciones y responsabilidades de los 3 poderes del Estado, por lo que el Judicial y el Legislativo también tienen su cuota de responsabilidad en todo esto y si no nos fijamos objetivos y metas compartidas que nos permitan cumplir con los parámetros establecidos por estas calificadoras internacionales seguirá haciéndose cuesta arriba el poder alcanzar el Grado de Inversión.

Cada institución es consciente de sus debilidades y fortalezas, pero amerita una autorreflexión y compromiso de coadyuvar fuertemente, como para que se llegue a dar el necesario punto de inflexión entre los aspectos cualitativos y cuantitativos, que nos hagan merecedores de lograr el Investment Grade, que mucho bien nos hará, pues nadie puede negar que los inversionistas extranjeros en uno de los principales aspectos en que se fijan antes de tomar sus decisiones es en nuestra calificación de riesgo-país. Si logramos dicho objetivo estaremos en mucha mejor posición de negociación con nuestras colocaciones de bonos soberanos, además de contratación de nuevos empréstitos de organismos multilaterales en condiciones financieras más ventajosas.

Nuestro país sigue necesitando de la creación de nuevas fuentes de empleos que contribuyan a un mayor fortalecimiento de nuestra microeconomía que se transluzca a través de una mejor capacidad adquisitiva de la gente de clase media-baja y se note en forma efectiva y tangible dentro de sus respectivos bolsillos.

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