Por Felipe Goroso S. – Twitter: @FelipeGoroso

En el teatro y el cine, la puesta en escena tiene que ver con el concepto que engloba a las distintas etapas o aspectos de una obra. Es tanto lo que abarca que incluso dentro de ese universo cuesta mucho encontrar una definición que implique precisión. Dentro de mi absoluto desconocimiento (pero como alguien que en su juventud tuvo la suerte de hacer un par de obras) podría decir que la puesta en escena incluye a absolutamente todas las partes que hacen a una obra.

Quienes trabajamos en consultoría política hablamos de escenificación del poder o escenificación de los actos públicos (puede darse en campaña electoral o habiendo llegado a una posición de poder), una materia que en lo personal y laboral me apasiona, pero sobre la cual aún nos falta mucho por hacer en Paraguay. Muchísimo. La escenificación nos habla de la forma en que aquellos que detentan una posición de poder presentan su gestión a sus gobernados. La mayoría de los políticos todavía no terminan de darle su real importancia. Y se nota. Cuando se llega a una posición de poder, el cuidado debe ser aún mayor que durante el período electoral, ya que la escenificación conlleva también una responsabilidad en la gestión con la mirada puesta en toda la población como la receptora del relato (a diferencia del período electoral, en el que se dirige al segmento de votantes que nos interesa conquistar o mantener). A la responsabilidad se le debe agregar el elemento de la verosimilitud, esto es, que parezca verdadero, creíble. Que nuestra Escenificación sea verosímil es condición para que cumpla con su definición más básica.

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Ahora vayamos al caso práctico que nos atañe. Hace menos de una semana veíamos con cierta incredulidad cómo desde la Federación de Educadores del Paraguay (antigua y, en su mejor momento, respetada organización gremial del sector docente) anunciaba el que sería el primer paro docente al que se enfrentaba la administración Mario Abdo. Se preguntarán qué hacía que se despierte nuestro detector de la desconfianza; pues es muy simple, la FEP viene siendo liderada desde hace ya un tiempo por un importante referente político del movimiento Colorado Añetete y ahora del Gobierno. ¿La principal base de sustentación política del Gobierno en lo que tiene que ver con el poderoso y siempre apetecible sector docente convocando al primer paro apenas días después de haber asumido? Algo olía mal en Dinamarca, a propósito del teatro. Y cuándo no, Hamlet tenía razón. Estábamos siendo testigos de la primera puesta en escena del nuevo gobierno. Una obra de teatro de bajo presupuesto.

Ayer, apenas tres días después del vistoso anuncio del estreno de la obra, la dirigencia gremial de la FEP, con el ministro de Educación sentado al lado, salía a anunciar que gracias al ambiente de diálogo (uno de los principales puntos débiles de la cabeza del MEC) generado se alcanzó un acuerdo, ya que la motivación principal del paro docente había sido aceptada por el MEC: aumento de salario para docentes.

La estrategia era tan lineal como infantil: la cabeza de la FEP “anuncia” un paro docente, el MEC le otorga lo que pide y todos los actores salen “ganando”. La FEP se fortalece convirtiéndose en la vía por la cual se llega al poder y el ministro de Educación suma unos puntos con respecto a su imagen y capacidad de gestión.

Señores, es todo demasiado obvio. Y ante tanta obviedad no queda más que pedir que ante la próxima obra de teatro se le asigne un mayor presupuesto y mayor originalidad en el guion y los actores. Necesitamos que la próxima escenificación del Gobierno sea de mucho mayor calidad porque de eso también se trata la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a.

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