• Por Bernt Entschev
  • Fundador de The Bernt

Así como en la vida, la carrera profesional también pasa por grandes ciclos. Pero, antes de que hablemos sobre su importancia debemos entender que son similares a la matemática, es decir, tienden a la exactitud, sin embargo, con variables. Cada ciclo tiene un comienzo, etapa de perfeccionamiento, ápice, saturación y reinvención.

Los ciclos profesionales son extremadamente importantes para la carrera de las personas y para las propias empresas. Al empezar una determinada actividad en una organización, los profesionales que actúan en la función correcta tienen un entusiasmo que impulsa la empresa y hace que muchas cosas sucedan. En el mundo corporativo esto se llama 'nuevo entusiasmo'. Las organizaciones deben apoyar estas personas que están en la etapa de aprendizaje, todo es una 'novedad', entonces no cortar el ímpetu es importante, pero dejarla volar puede provocar que la persona 'se dé un porrazo' si hay exceso.

Después de esta etapa, el ciclo empieza a madurar. El profesional junta su conocimiento y experiencia al conocimiento de la cultura de la empresa. Entonces, empieza a desarrollar proyectos y actividades mostrando resultados, vibrando con los logros, aportando nuevos puntos de vista para la organización. Se trata de una etapa muy productiva y con resultados.

Después de esta vivencia viene el período de plenitud. Cuando charlamos con estos profesionales, ellos demuestran dominio de la profesión que escogieron, del trabajo que realizan en la empresa y tienen una gran disposición de compartir todo esto con otros profesionales que ingresan a la compañía o, aunque estén llegando al mercado. Esta persona exhala satisfacción en lo que hacen.

Como todo en la vida tiene un comienzo, medio y fin, los ciclos también se cierran. Después de la plenitud, por lo general, viene una etapa de caída, pues los retos no parecen ser tan atractivos y muchos profesionales son invitados a reinventarse, es decir, cerrar el ciclo. Algunos lo hacen dentro de la propia empresa, cuando es posible, otros lo hacen dentro de la propia profesión y hay los que buscan otro modo de enfrentar la vida profesional incluso ejecutando otras actividades que no están más relacionadas a la formación madre.

Esto no es malo. Es un cambio de etapa. Y cuando la persona nota que el ciclo se está encerrando se prepara para dejar el barco y partir hacia un nuevo reto e iniciar todo de nuevo. Las principales señales que un ciclo se está cerrando es principalmente cuando nota que la próxima película ya la vio. Que el resultado a ser presentado, aunque sea bueno, no lo llega a entusiasmar y que lo que ha hecho antes, aunque es simple todavía parece mucho mejor. Entonces es el momento de cambiar y no hay ningún problema en cambiar.

El problema reside cuando las personas se ven 'obligadas' a cambiar de ciclo. Por una dimisión, por un cambio repentino de una ubicación geográfica. En este caso el profesional debe practicar el desapego de lo que forma parte del día a día. Si no se desapega corre el riesgo de estar preso en nostalgias profesionales que provocan dificultades en ejecutar nuevas actividades. En este caso la ayuda de un consultor de carreras es de suma importancia.

Por último, siempre me preguntan: ¿Cuál es el plazo de cada ciclo? No hay tiempo, depende de cada profesional, pero es seguro que llega. Existen personas, por ejemplo, que tienen el don de mantenerse por años y más años en la etapa de plenitud, son los afortunados. Otros tienen ciclos cortísimos y un entusiasmo para cambiar a cada momento (característica de la nueva generación que llega al mercado). El hecho es que los ciclos profesionales forman parte de nuestras vidas y son tan importantes como los ciclos que atravesamos en nuestra vida personal. Vivirlos es vivir nuestra vida en plenitud.

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