• Por Bernt Entschev
  • Presidente y fundador de The Bernt Entschev Human Capital

La vida en la palma de la mano ha causado un fenómeno de "mucha atención a la pantalla" de un smartphone y una "baja atención a quien se encuentra a nuestro lado".

Cada vez es más común participar de reuniones o encuentros corporativos donde durante la charla las personas paran de hablar para verificar los mensajes de celulares. Cuando estoy ante situaciones como esas me siento incómodo porque el mensaje en ese momento es algo más interesante comparado con la charla que estoy teniendo con la persona. Estoy seguro de que muchos de los lectores han pasado por esta situación.

Peor aún es cuando alguien finge que está atento a la charla mientras verifica los mensajes. Dice "continúe hablando que estoy escuchando" y continúa escribiendo en el celular. Dan ganas de decir: "Amigo, haz lo que tienes que hacer, yo espero, y luego continuamos", pero no siempre se puede usar este as en la manga.

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Oír es diferente de escuchar a la persona. Es decir, con la llegada de los dispositivos de mensajería instantáneas estamos perdiendo la sensibilidad. Todo es mucho más abstracto en las charlas. En el mercado de trabajo, los profesionales que "saben escuchar" a las otras personas suelen equivocarse menos y proporcionar mejores resultados. Esto porque no pierden el enfoque, tratan de entender las demandas y los anhelos de sus interlocutores.

Humanamente es imposible realizar con calidad varias cosas a la vez. Si la persona no se detiene para dedicarse a escuchar, hará las cosas superficialmente, incluso teniendo una avalancha de actividades a través del celular que cree que ha resuelto.

Además de ser improductivo, utilizar los dispositivos electrónicos para responder los mensajes mientras habla con otro es poco elegante, llega a ser falta de educación en determinados casos. Ya estuve en reuniones corporativas donde la jefatura regañaba a los profesionales que escribían en el celular mientras los colegas hacían importantes explicaciones.

Pero ¿cómo se puede resolver esto? El hecho es que los dispositivos y las aplicaciones son herramientas maravillosas y llegaron para facilitar nuestras vidas. Sin embargo, somos nosotros, que no sabemos usarlos. Todo lo excesivo es malo. Peor aún: estamos dejando a las futuras generaciones maleducadas y condicionadas a actuar del mismo modo con la disculpa de que "ellos son nativos digitales". Nadie nace digital, el niño como un ser pensante es intuitivo, entonces, van a repetir lo que los adultos hacen. Si pasamos el dedo en la pantalla del celular para ver más fotos, es obvio que el bebé, después de ver algunas veces, va a imitar. No tiene nada que ver ser "nativo digital". Decir eso sería lo mismo que afirmar entonces que el ser humano nace maleducado.

El tema es que necesitamos controlarnos y tratar de tener buen sentido en la utilización de los dispositivos. Una buena alternativa para quien necesita usarlos como herramienta de trabajo es crear formas de ver los mensajes de cuando en cuando. Determinar el espacio de tiempo, siempre y cuando no sea siempre instantáneamente.

Otro aspecto es realizar un autoanálisis antes de apuntar el dedo a alguien. Vea si usted no está actuando de esta manera en casa, en la mesa del bar con los amigos y, por supuesto, en el ambiente de trabajo con los colegas. Si se identifica con una de estas situaciones no se preocupe. Usted es solo más una "víctima de la circunstancia", sin embargo, debe hacer algo para cambiar. No es algo difícil, es una cuestión de disciplina.

Y después de eso, cuando se encuentre con personas que lo dejan "hablando solo" cuando están charlando, dándole más atención al mensaje, no deje de decir con elegancia y educación: "Por favor, responda antes y después continuamos". Tenemos que cambiar ese modo de pensar antes que todos queramos hablar con todos y todos nos quedemos hablando solos.

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