- Por Matías Ordeix
- Socio del Club de Ejecutivos del Paraguay
El individuo, por naturaleza, generalmente no ve sus errores. Sin embargo, tiene un ojo biónico para encontrar los errores del otro. Le es difícil hacer autocrítica y decir estos son mis defectos. Como ejemplo, cuando uno hace una entrevista personal, para un puesto laboral, suele incluir consultas al entrevistado para que describa sus mejores virtudes y también una descripción de sus debilidades. ¿Y cuál es la respuesta habitual? Por lo general, un largo listado de virtudes y fortalezas, y tan siquiera un par de debilidades o puntos flacos.
También la culpa siempre es del otro. Si los políticos no hacen bien las tareas, la culpa es de ellos, y me pregunto, ¿vos votaste? ¿Vos participás en algún gremio, comisión vecinal, comisión de padres del colegio, o similar, ejerciendo el derecho de contralor de la gestión, pretendiendo incidir en los elegidos? Muchas veces lastimosamente la respuesta es no. ¿Entonces qué me queda hacer? Ahora me voy a las redes sociales a "plaguearme" por la mala gestión de fulano o mengano, pero nada de nada hice previamente o durante para corregir la situación.
Claro, lo que pasa es que "el paraguayito es luego así", "el paraguayo está condenado a ser gobernado o dirigido por malos candidatos, corruptos y delincuentes". Pero paraguayo sos vos y soy yo, ¡como que el "paraguayito" es luego nomas así! Falso, falso y falso. Lo que pasa es que no tomamos las riendas de la responsabilidad, todo es culpa de los demás. Basta de echar la culpa a los terceros, nosotros somos los primeros responsables de tener malos gobernantes. Pero lo bueno es que también nosotros somos los responsables del cambio. Estimados amigos, si queremos cambiar lo que no está bien en Paraguay, involucrémonos, dejemos de criticar y vayamos a trabajar por la renovación y el cambio. Dejemos de hablar y pasemos a actuar.
Lastimosamente este mensaje no llega a todos, no es tristemente comprendido por todos. La pobre educación civil en gran parte de nuestra sociedad carenciada perjudica en gran manera el poder del correcto discernimiento de candidatos. Porque es más rico un asadacho ofrecido por los "correlís" que las propuestas de gente decente, candidatos serios, que en estas elecciones se van perfilando.
Los paraguayos debemos cambiar, debemos incidir más en política y en políticas públicas. Debemos levantar más la voz ante situaciones de injusticia, pero la pelea comienza antes, en las urnas. Continúa durante todo el tiempo que nuestros gobernantes estén al frente, y ahí debemos ser críticos, pero con actuación; o sea, manifestarnos como lo hemos hecho ante el Congreso, o UnaNoteCalles u otros escraches que se han realizado. Pero no hay mejor cura que la prevención, por eso invitamos a todos a elegir y votar en las próximas elecciones. Incluso como deber cívico debemos escuchar y exigir propuestas, los más osados hasta participarán directamente en política.
Basta de culpar al otro, hagámonos cargo de nuestro Paraguay. Hagámonos cargo de mejorar la equidad social, de generar nuevas oportunidades laborales y crecer como nación. Debemos hacer un trabajo completamente disruptivo con nuestra paupérrima educación, apoyar la inversión en salud y seguridad. Pero involucrándonos, no "plagueándonos" en Facebook o tirando mala onda online, ese no es el camino.
El Paraguay somos nosotros, "el paraguayito" soy yo, y debo cambiar, ayudar al otro a modificar sus malos hábitos y costumbres, cortar desde la raíz. Preciso es involucrarnos directamente en el cambio. Un nuevo, próspero e ideal país se está acercando, construido por nosotros mismos, no nos olvidemos de actuar…