• Por Antonio Carmona
  • Periodista

Aunque, en teoría, sepamos que "Alí Babá y los 40 ladrones" es un cuento de las míticas "Mil y una noches", figura en general en los catálogos como un cuento infantil… y no deja de serlo, ya que figura entre los cuentos obligados para los niños, aunque temáticamente no sea precisamente para niños por sus truculencias, aunque esas truculencias suelen ser norma y no precisamente excepción en la literatura para infantes.

Es un cuento, en fin, que relata la historia de un pobre leñador, aunque pueda haber variaciones, siempre es un oficio de laburante y sufrido, cuyo nombre ha pasado a equivaler a ladrón; así que cuando se quiere aludir a un conocido plata pota, ambicioso, sin mirar a quién, ni respetar cómo, se recurre a llamarle Alí Babá. En síntesis, mirando bien la historia, aunque inocentemente, lo es, ya que, aunque no roba como oficio, cuando descubre el tesoro "enterrado" en una caverna no duda en ver la forma de apropiarse, en las versiones más benignas del relato, de una parte de la fortuna acumulada, aunque al final con un poco de ayuda de las circunstancias y, sobre todo, de la infinita torpeza de los ladrones, donde radica lo más infantil del cuento, ya que los ladrones suelen brillar por su astucia para robar, salvo en el caso de los políticos, que lo hacen con ostentación; en fin, que el pobre Alí termina quedándose con el extraordinario botín que lo vuelve rico.

En realidad, los ladrones, como bien titula el cuento son los 40 que robaron y acumularon la riqueza que va a dar a manos del humilde y honesto Alí.

Estamos hablando de tiempos remotos en que con 40 ladrones se podía juntar una fortuna deslumbrante, como la que deslumbró y enriqueció a Alí.

Si Ud. busca hoy, sin embargo Alibaba –como tantos nombres se ahorran los acentos en los sitios "virtuales"– Va a encontrarse con un plataforma y cifras impresionantes de tal volumen que deja a los 40 o si Ud. quiere póngale 400 o 4.000, a la altura de un poroto peky.

Cito la última publicitada en los periódicos: "El día del soltero bate récords de ventas en China". En solo 24 horas, Alibaba concretó operaciones por 21.700 millones de euros, operaciones realizadas, claro está y facturadas y vía celular y registradas en "cuevas" virtuales, sin claves tan simples como "ábrete, sésamo".

En la jerga popular, que es adicta a simplificaciones, nosotros estamos pensando aún en los cuarenta ladrones… y en la caverna del tesoro escondido, mientras los más rápidos, es el caso al parecer del Alibaba contemporáneo, se está pensando en los infinitos mares virtuales que, como nos ilustraba Umberto Eco, también están plagados de piratas, corsarios y alibabases de todas las cataduras, salvo la de sentarse a esperar a que se abra mágicamente una montaña y aparezca un tesoro escondido al alcance de la mano.

Pensando solo en el mercado chino continental, cuya población según el cálculo groso que registro anda por encima de los 1.300 millones, que aunque mayoritaria, es minoritaria comparada con el mercado mundial, calculada a este año en más de 7.500 millones, al que también apunta el nuevo Alibaba, puede hacer explotar cualquier máquina de sumar.

Como estamos hablando del récord en China, si pensamos que su mercado potencial, de acuerdo a datos de población de la potencia continental, anda por encima de los mil millones, circunscribiéndose a su muralla, lo que puede multiplicar hasta reventarlo el récord que citan los medios como "impresionante": pero como la versión china de Alibaba anda tras el mercado del mundo, la cifra excede a mi capacidad de calcular, pero es apenas una bicoca. Y como evidentemente los chinos no piensan reducirse a su antiguo símbolo, la cifra citada hace pocos días como extraordinaria, puede ser en unos cuantos años más una propina.

Y hay que pensar que el Alibaba es un empresario chino, que funciona dentro del sistema de la "China comunista" y que no piensa, como se ve, en fronteras antiguallas, sino en las sinfronteras de las nuevas comunicaciones que enfocan, como era de esperar, sus ambiciones a mercados virtuales, virtualmente sin fronteras.

Mientras tanto, del lado occidental tenemos a un Trump preocupado por limitar el libre comercio, controlar sus fronteras, si es posible con una muralla que, vista en términos de la experiencia China, es apenas una reliquia de un remoto pasado.

Es decir, pensando en el gran mercado del planeta y sus potencialidades, parece ser que los Alibaba vienen ganando la batalla, mientras que los que siguen aferrándose a mantener defendida su caverna, construyendo muros que para los chinos ya son reliquias de un remoto pasado, tendrán que esperar el milagro de que alguno se equivoque y pronuncie la clave, la palabra mágica que abre el gran tesoro del mercado. Alguien ya se avivó, no creo que por una casualidad, como en el Alí Babá original, sino porque las claves se descifran y los mercados del mundo andan con las puertas abiertas de par en par.

Ya nos advertía Platón que los hombres que estaban en las cavernas no podían ver más allá de sus paredes. Pido disculpas por la libertad de simplificación.

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