Por Antonio San Nicolás A.

América Latina y el mundo entero están reinvindicando y redescubriendo el valor de la marihuana como planta medicinal. Ayer los parlamentarios de Perú aprobaron su uso con fines médicos, dejando atrás la estela de prejuicios y miedos que ha estado envolviendo a la tan afamada hierba vinculada, desde hace décadas, al negocio del narcotráfico y a las organizaciones criminales.

Se trata de una reivindicación justa, ya que la planta ha dejado de ser, últimamente, sinónimo del vicio o drogadicción. Con base en evidencias científicas se la está utilizando, cada vez más, para tratar dolores y males de enfermedades graves como la esclerosis múltiple, el cáncer y la epilepsia refractaria, por citar solo algunos.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

En nuestro continente, países como Chile, Colombia, México o Argentina ya autorizaron la marihuana con fines medicinales y científicos. Incluso EEUU, el país que satanizó la hierba y desde donde se impulsó la guerra antinarcótica en la década de los 70, ya tiene aprobado hoy, en varios de sus estados, el cultivo y uso medicinal de la planta. Incluso cifra su mercado de la marihuana medicinal en unos US$ 20.000 millones para los próximos años.

Uruguay fue el primero en dar licencia hace cuatro años, pero inicialmente solo para fines "recreativos", permitiendo el cultivo de marihuana para autoconsumo en el hogar y también los clubes de cultivadores.

Hace apenas tres días el gobierno autorizó la venta en farmacias de medicamentos a base de compuestos extraídos del cannabis.

El cambio de paradigma puede servir a Paraguay a replantear su manera de ver y encarar las cosas. "La hierba maldita" lleva por décadas el signo de lo prohibido en nuestro país, que ganó la fama de producir la mejor marihuana gracias a su fértil suelo.

Las fuerzas de seguridad se dedican a perseguir y a quemar a diario miles de hectáreas de la marihuana del narco y el evento es mostrado en un ranking de toneladas de cultivos tirados al fuego. Y está bien… Solo que emerge otra realidad. La marihuana es medicina y esto está presionando fuertemente en los países para el cambio de legislaciones y políticas.

Meses atrás se autorizó también en Paraguay la importación de productos derivados del cannabis para el uso curativo de ciertas enfermedades. Pero este paso podría ser más ambicioso y no solo incluir a laboratorios farmacéuticos y al Ministerio de Salud, sino permitir a las asociaciones de pacientes a convertirse en productores y proveedores registrados para reducir el costo que tiene el remedio comprado del exterior. Pagar más de G.1 millón por 300 ml de aceite de cannabis venido de más de 5.000 km no es buen negocio para un país que puede producir la mejor materia prima, pero que ahora mismo se dedica a destruirla, sistemáticamente, en su territorio.

Los campesinos también podrían ser cultivadores de toneladas de marihuana medicinal para el mundo. Pagados a un precio razonable por sus cultivos, la producción de marihuana para uso médico podrá ayudar a desplazar a los cultivos orientados al narcotráfico, por un lado, y a conformar un nuevo poderoso ingrediente a la economía paraguaya.

Para el efecto debe modificarse la legislación existente en la materia. Con un escenario cambiado, Paraguay puede convertirse fácilmente en gran exportador de cannabis medicinal.

Déjanos tus comentarios en Voiz