• Por Javier Viveros
  • Director del Club de Ejecutivos

Días atrás, el Congreso sancionó el proyecto de ley que establece las reglas de transparencia en el régimen de sociedades anónimas. Esta ley eliminaría la figura de las acciones al portador convirtiéndolas de pleno derecho en acciones nominativas. Tal conversión automática supone, además, que en un plazo perentorio de 24 meses se deba efectuar el canje de las acciones al portador, al efecto de que el directorio de aquellas sociedades afectadas por el nuevo régimen legal expida estas acciones, pero ya en calidad de nominativas. Para el caso de que tal canje no se realice en el plazo señalado en una cantidad equiparable a al menos el 90% del paquete accionario, la sociedad sufriría sanciones económicas y otras como ser el impedimento para operar en el sistema financiero y la cancelación de su RUC.

De a poco nuestro país tendrá que ir adecuándose a las tendencias mundiales en cuanto a medidas de transparencia o, de lo contrario, corremos el riesgo de quedar fuera del mercado global. Si bien hay muchos detractores de dicha ley, esta alteración puede realizarse sin incurrir en grandes costos adicionales para los afectados, por lo que no representa un problema demasiado grande en términos de ejecución a corto plazo.

Ahora bien, ¿qué tan lejos estamos de cerrarles todas las puertas a la corrupción y a la legalización de fondos provenientes de los negocios ilícitos? La verdad es que bastante lejos. Esta es una medida que contribuye para seguir en la batalla, pero aún hay mucho por hacer y, a medida que las tecnologías vayan evolucionando, probablemente los controles podrán ser más efectivos.

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Es muy importante que, al tiempo de establecer nuevos controles, se tenga en cuenta que hay una buena cantidad de empresas que luchan por competir en el mercado desde la formalidad. Asimismo, importa entender que los controles excesivos también pueden abultar las estructuras de costos de las empresas y hacer a estas menos competitivas a nivel global. Más controles no deben necesariamente significar más complicaciones para las operaciones de las empresas.

El excelente trabajo que hizo el Ministerio de Industria y Comercio, promocionando a nuestro país en el mundo, ha atraído bastantes nuevas inversiones extranjeras. Un buen número de industrias, en su mayoría de capital brasileño, ha venido a instalarse en nuestro país. Es verdad que casi todas con intenciones de producir con miras a la exportación, pero de todas formas las empresas de capital paraguayo necesitan reaccionar a los cambios que conlleva el aterrizaje de capitales extranjeros a nuestro país.

La globalización es incontenible y es mucho mejor subir al tren más temprano que tarde. Ampliar la visión y apuntar a globalizarse es el único camino que por ahora se ve como destino sustentable para las empresas. La resistencia a los nuevos tiempos solo generará la dilatación en la llegada de los mismos y, en el momento en que nos pasen por encima, será ya difícil reaccionar de manera oportuna.

Por otra parte, se anuncia el estudio de una ley que permita mayor control sobre aportantes al fisco, inclusive rompiendo el secreto bancario de forma rutinaria. La SET argumenta que organismos internacionales exigen contar con la trazabilidad del dinero para evitar una eventual evasión fiscal o lavado de dinero. En este sentido, es importante que acompañemos las tendencias mundiales, pero debemos tener muchísimo cuidado en la forma en que se reglamenten este tipo de leyes.

Es preciso no ser invasivos, ya que hay ciertas informaciones que pueden caer en manos de personas equivocadas y hasta pueden representar un riesgo para las personas. Recordemos que estamos en un país rodeados de flagelos e inseguridad. Por otro lado, hay muchas cosas que pueden hacerse más eficientes si interconectamos las bases de datos y cruzamos ciertas informaciones para realizar los controles en menos tiempo y con menos burocracia.

Lo que debemos buscar es la eficiencia y la simplificación de las operaciones en general y no que los controles representen un riesgo para los contribuyentes y, mucho menos, una complicación o un costo adicional en sus operaciones. Creo que el mejor camino sería dialogar con todas las partes interesadas para poder realizar una transición de consenso que sea beneficiosa para todos.

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