- Por Jaime Egüez
- Socio del Club de Ejecutivos
En la historia de la mitología griega hubo una figura que realizó una proeza (acto imposible para el resto de los mortales), que fue matar a una figura denominada Medusa, figura que ostentaba la terrible consistencia de matar a cualquiera que osare enfrentarla. Héroes, semidioses intentaron matarla pero solo uno consiguió según la historia. Su nombre fue Perseo. ¿Ahora, qué hizo Perseo que debemos rescatar para esta columna? Esencialmente, tomó una "decisión personal de cumplir con lo que se anteponía en su objetivo final" y sobre todo fue "perseverante" en su objetivo.
Hoy en día la Medusa más temible en nuestra sociedad, que conspira tanto en el sector público como en el sector privado, se denomina "corrupción". Es endémica y está extendiéndose rápidamente aprovechando espacios que le otorgan las normativas laxas, la falta de valores morales claros y contundentes y la ambigüedad de las posiciones personales ante los intereses particulares.
Necesitamos más Perseos tanto en la estructura pública como en el sector privado, pero haciendo esta aclaración muy importante: lo que más le distinguió a Perseo, que iba acompañado de varios guerreros, fue su decisión contundente de hacer de este objetivo algo personal, y no delegando su responsabilidad de conseguir su objetivo. Los líderes, arrancando con el Presidente, los ministros tanto del Ejecutivo como del Poder Judicial, o mismo los presidentes de ambas cámaras del Congreso deben liderar y perseguir en forma personal las acciones que buscan matar a la corrupción y sus elementos diseminadores. Y esto es igual de válido para el sector privado, los presidentes de directorios, gerentes generales, tienen que tomar bajo su responsabilidad personal conseguir este objetivo.
Lo que más hemos visto en estos últimos años es la delegación en comités de control de transparencia y lucha contra prácticas no éticas. Pero se ha demostrado que esto es insuficiente, puesto que los comités diluyen su responsabilidad en varios integrantes, trabajan en conseguir consensos, procesos y cumplimientos. En mucho de los casos los comités tienen tan poco poder que su real pisada en cambiar y sancionar un proceso viciado es hasta frustrante. Además, la infiltración de la estructura corrupta en estos comités hoy en día es una amenaza real por lo que debemos reforzar acciones personales de líderes comprometidos con esta lucha.
Los planes de transparentar las acciones públicas (lamentablemente no alcanzan para el sector privado) definitivamente ayudan a achicar la cancha de operaciones bajo la oscuridad y hemos hecho más difícil sostener un acto corrupto. Pero no alcanza. Definitivamente lo que va a matar a Medusa es el liderazgo personal para dirigir la batalla a muerte contra la sobrevivencia de nuestra estructura de vida moral y convivencia ciudadana. No cerremos los ojos. Busquemos Perseos y pongámoslo al frente de estructuras de Poder. Sea en el sector privado o en el público, necesitamos héroes, necesitamos personas que hagan de esta lucha algo "personal".