Por Jorge Torres Romero

Corrió la versión en la semana de que el presidenciable Mario Abdo Benítez habría contratado como asesor a J.J. Rendón, el venezolano experto en campañas electorales y sobre quien pesa un rosario de críticas acerca de la estrategia que despliega para ganar elecciones en los diferentes países en donde ya fue contratado.

Rendón es hoy conocido, según rezan publicaciones periodísticas en Latinoamérica, como "el rey de la propaganda negra, de la desinformación, del rumor como arma de propaganda política de desprestigio para aniquilar a los contrincantes de oposición y del mismo partido político".

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A su estilo de trabajo se suma –de acuerdo a la prensa mexicana donde trabajó para el presidente Peña Nieto– aquello "del rumor que anticipa algo que puede ocurrir, como también puede precipitar hacia una versión falsa y trasciende, generando en ocasiones según la perversidad de quien lo transmite o el morbo del que lo que repite. Es un especialista en la siembra de rumores para modificar tendencias de opinión en situaciones electorales".

Sus detractores sostienen que términos como "homosexual, narcotraficante, pederasta, drogadicto, violador, etc", les endilga (como rumor) en las campañas a los adversarios políticos de sus clientes. Es más, he leído que incluso lo llegaron a señalar como el nuevo Goebbels del nazismo moderno, según La Hojarasca, un portal de escritores y periodistas colombianos.

Pero, esto no es todo, sobre Rendón quedaron dudas instaladas si recibió o no realmente dinero del narcotráfico en Colombia, cuando comandó la campaña de Juan Manuel Santos a cambio de actuar de nexo. Claro, como aspecto positivo tiene haber ganado más de 20 elecciones en la región, y algunos solo miran esos resultados electorales victoriosos, antes que quedarse en la forma o estrategia que empleó para lograrlos.

¿Por qué Mario Abdo recurriría a un asesor con estas características, mirando principalmente, por lo menos, los últimos números de las encuestas? ¿Existe una desesperación del candidato disidente que debe recurrir a un experto en guerras sucias y en destrucción de imágenes de los adversarios políticos?

Cuando creíamos que en el Paraguay estábamos dando un salto importante, en cuanto a ofertar electoralmente a dos candidatos jóvenes, bien formados y en teoría despojados de algunos vicios destructivos para el país y que básicamente las discusiones se centrarían en los tipos o modelos de desarrollo más convenientes, vemos que nuevamente, estamos por entrar en una campaña que apunte solo a denostar adversarios.

A juzgar por los resultados de J.J. Rendón en la región, este tipo de estrategias, por lo visto funcionan. ¿Servirá en nuestro país? ¿La avalancha mediática del Gobierno para imponer sus números y resultados sobre la gestión, se verá avasallada por la estrategia de destrucción que apuntaría el solicitado asesor?

Es válido para muchos recurrir a estrategias, sin importar las formas, que posibiliten llegar al objetivo. El punto es que de manera innecesaria, se recurriría nuevamente a la mentira, la difamación y el engaño como medios de subsistencia de una clase política que pretendemos se renueve.

Este Gobierno ha marcado una profunda diferencia en materia de logros en comparación a los anteriores, pero también ha dejado flancos descubiertos y ha cometido errores sobre los cuales los opositores podrían cabalgar para apuntalar el eje de la campaña, antes que recurrir a la típica estrategia del ataque, la destrucción y el posicionamiento engañoso, que en caso de resultar victorioso, solo generaría más división entre los paraguayos. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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