- Por Jaime Egüez
- Socio del Club de Ejecutivos del Paraguay
El verbo "ayudar" ha estado presente en nuestra historia humana desde el inicio, nos ha permitido solucionar muchas cosas, ya que en innúmeros casos se lo asocia con acciones solidarias, con actitudes de misericordia y de empatía. Y en carácter de una necesidad urgente de un grupo de personas en un momento determinado de sus vidas. Pero entendamos que siempre antes del verbo, se antepone "a quién" y luego la palabra "para qué". Entender esto es fundamental para poder determinar el impacto verdadero de este maravilloso verbo de "ayudar".
Puedo ayudar a realizar algo bueno y que genere una equidad en una circunstancia de la vida, o puedo ayudar a provocar una injusticia o una situación que traiga un problema mayor al que pretendí solucionar. Entonces el verbo "ayudar" por sí solo no justifica la acción emprendida como correcta, o mismo como solidaria o "justa".
En la iniciativa habría que determinar primero "a quién", y en este punto creo que ni siquiera está bien especificado el alcance real de este grupo beneficiado y quien califica para la iniciativa del subsidio. En la historia de Paraguay hemos visto cómo grupos de interés han creado víctimas y beneficiarios sin un mínimo de rigor que soporte una verificación con la realidad, permitiendo que al final la "ayuda solidaria" se bastardee y acabe como un botín para algún personaje en particular. Analizar bien el quién es una primera premisa de validación. Y ayudar a un grupo identificado que tenga una situación temporal y puntual de necesidad es una iniciativa que tiene su validez. La solidaridad es importante en una sociedad, pero debe tener rostro claro y responsable.
Muchos políticos tienen el dilema del precio de hacer lo "correcto" vs hacer lo "políticamente correcto". Pero este dilema solo se puede solucionar con un marco claro de responsabilidad hacia la sociedad entera. Hacer lo correcto tiene un contexto más amplio y evidente. Y el juez es la sociedad entera. Hacer lo políticamente correcto tiene un contexto más individual, donde lo único que se busca es el rédito particular sobre el beneficio general de la comunicad.