- Por Leila Rachid
- ex canciller
Su vida fue fascinante. El embajador Luis María Ramírez Boettner nació en Asunción, en 1918, en plena Primera Guerra Mundial, hijo de un ilustre compatriota, el Embajador J. Isidro Ramírez, diplomático que es reconocido también por los grandes servicios prestados a la patria. Su niñez y juventud coincidieron con la emergencia y la derrota del absolutismo, del nacional socialismo y el fascismo, la guerra civil española, la Segunda Guerra Mundial, la guerra fría posterior entre los dos bloques hegemónicos.
Al embajador Ramírez Boettner le tocó ser funcionario de las Naciones Unidas en pleno proceso del fin de la época del colonialismo y la emergencia de los estados nacionales en África y en Asia, y la guerra de Vietnam. Fue testigo de las dictaduras militares en nuestro continente en las décadas del '70 y de su recuperación democrática en los '80. Asimismo, fue parte de su época la construcción y la caída del muro de Berlín. En esencia, fue un testigo privilegiado de un mundo convulsionado y en cambio.
Tampoco el Paraguay que lo vio nacer era un Paraguay fácil. Experiencias conmovedoras marcaron el acontecer nacional, desde la guerra civil de 1922/23, pasando por el esclarecido gobierno de Eligio Ayala, la dolorosa y triste guerra del Chaco, la emergencia del poder militar en las estructuras políticas del país en 1935, la nueva Carta de la República, decretada por José Félix Estigarribia, la guerra civil de 1947, el Gobierno del Gral. Alfredo Stroessner y la recuperación democrática, que lo convierte en canciller.
Desde sus primeros años amó y abrazó la carrera diplomática de la mano guía de su padre. Así dice el Embajador en su obra "… he recibido orientación y ejemplo de mi padre, el Doctor J. Isidro Ramírez, que ha defendido a la Nación como político y como diplomático y lo ha hecho desde altos cargos o desde el exilio, y esa transmisión de amor a la patria la conservó tan viva hoy como en los años juveniles".
El destino y su propia voluntad hicieron que el embajador Ramírez Boettner tuviera la dicha de servir a nuestro país durante tantas décadas, desde su adolescencia, como bien relatan sus memorias, hasta muy avanzada su vida adulta. En apoyo a su padre, en cuestiones secretas referidas a la guerra del Chaco, hasta el cargo de secretario privado del Ministerio de RREE, en plena juventud, con el que inicia su larga carrera, ocupando todos los cargos, incluido el haber sido el gran Ministro de Relaciones Exteriores.
A modo de ejemplo, quiero señalar que ya a sus 16 años actuaba de secretario de nuestra Legación en Perú, siendo su padre en ese entonces ministro de esa Representación Nacional, habiéndole correspondido la redacción de notas relativas a la neutralidad del Perú durante el conflicto del Chaco. Estas gestiones resultaron de tal trascendencia para la evolución de los acontecimientos que estaban sucediendo en ese momento de la confrontación, que constituyeron un éxito en el marco de la situación.
(*) Extracto del artículo escrito para La Nación