Por Gabriela Teasdale, socia del Club de Ejecutivos

Un tópico relevante que enseñamos y discutimos en nuestra escuela de liderazgo es la necesidad que tienen los líderes de aprender a enfocar su propia atención. Es un aspecto clave no solo en términos de productividad, sino también de relacionamiento con los otros y el ambiente.

Cuando hablamos de estar enfocados, lo asociamos comúnmente a pensar en algo mientras filtramos distracciones. Pero investigaciones recientes en el campo de la neurociencia nos muestran que podemos enfocarnos en muchos aspectos, con distintos propósitos, usando diferentes vías neuronales.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Estos modos de atención pueden agruparse en tres grandes conjuntos: el enfoque en sí mismo, el enfoque en los demás y el enfoque en el mundo. Los líderes que se concentran en sí mismos y en los demás cultivan elementos primarios de la inteligencia emocional, mientras un enfoque en el mundo mejora la capacidad de diseñar estrategias, innovar y administrar organizaciones.

Un artículo publicado en el Harvard Business Review afirma que cada líder necesita cultivar estos tres aspectos con el equilibrio adecuado, porque un fracaso en centrarse en sí mismo lo deja a la persona a la deriva, un fracaso en enfocarse en los otros la hace egoísta y un fracaso en concentrarse en el mundo puede dejarla aturdida.

Un líder que no solo escucha su "yo interno" sino que también trabaja fuertemente para que los demás líderes lo hagan es el coach corporativo Marshall Goldsmith. Con él he tenido la dicha de entrenarme el último año. Marshall nos ha enseñado que los líderes que escuchan su voz interna tienen más recursos para tomar buenas decisiones y se conectan con su "yo" auténtico.

Ser auténtico es ser la misma persona con los demás y con uno mismo. En parte, esto implica prestar atención a lo que otros piensan de nosotros, pero particularmente de personas cuyas opiniones estimamos y que serán sinceras en sus comentarios. Una variedad de enfoque que es muy útil es el de la conciencia abierta, en el que nos damos cuenta de lo que está sucediendo a nuestro alrededor sin quedar atrapados o arrastrados por cualquier cosa en particular. En este modo no juzgamos, no censuramos ni nos desconectamos: simplemente percibimos.

El enfoque en los demás es el fundamento de la empatía y la capacidad de construir relaciones sociales. Los ejecutivos que pueden centrarse eficazmente en otros son fáciles de reconocer, porque son los que aportan las opiniones de mayor peso y con los que las otras personas quieren estar. Emergen como líderes naturales independientemente del rango organizacional o social. John Maxwell, otro de nuestros mentores, tiene esa capacidad. Siempre tiene la palabra adecuada en el momento preciso.

Los líderes con un fuerte enfoque hacia el exterior no solo son buenos oyentes, sino también buenos interrogadores. Son visionarios que pueden percibir las consecuencias de sus decisiones, pueden imaginar qué impacto tendrán en el futuro.

Para concluir, un líder enfocado no es el pensador más brillante ni el que está más en sintonía con la cultura corporativa. Los líderes enfocados pueden dominar toda la gama de su propia atención: están en contacto con sus sentimientos internos, pueden controlar sus impulsos, son conscientes de cómo los ven los demás, entienden lo que otros necesitan de ellos. Asimismo, pueden eliminar las distracciones y también permiten que sus mentes puedan vagar ampliamente, libre de preconcepciones.

Déjanos tus comentarios en Voiz