• Por Emilio Agüero, Pastor
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Una referente del feminismo radical español (obviaré sus datos para no promocionarla) celebró la iniciativa de un sector de legalizar la pedofilia alegando que esta es una "orientación sexual" y que no es una enfermedad, y que la pedofilia no es lo mismo que pederastia.

Según la revista Muy Interesante, "La voz pedofilia proviene del griego páis, un sustantivo que se aplicaba exclusivamente a los varones de entre 13 y 19 años, es decir, entre la nubilidad –inicio de la edad reproductiva– y la adolescencia, y de filía, que significa amistad o afecto espiritual. Así pues, los pedófilos o paidófilos son los que gustan de púberes masculinos. Por el contrario, el vocablo pederasta hace referencia a los hombres que desean sensualmente a adolescentes masculinos. Para algunos lingüistas, las personas que sienten una atracción sexual hacia los niños y niñas podrían calificarse como paidionerastas".

La pedofilia pretende ser reconocida como una más de las tantas llamadas "orientaciones sexuales" ya existentes, disociándose de la "pederastia". Todo esto viene de la mano con la confusa y torcida "ideología de género", que básicamente defiende la idea de que nuestra identidad sexual no está definida por la naturaleza, sino que es una construcción social, lo determina nuestra cultura o cómo fuimos educados.

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Analizando lo irracional de todo este movimiento que va cobrando fuerza a nivel mundial, digo: ¿Cómo puede esto hallar cabida en la mente de las personas y las sociedades? De seguro habrá muchas especulaciones psicológicas o sociológicas del porqué de este fenómeno. Para responder, quiero ir a lo que dice la Biblia.

Los pecados de índole sexual –y entiéndase como pecado sexual todas aquellas prácticas que van en contra de la ley moral de Dios, desde la fornicación (relaciones antes del matrimonio) hasta cualquier práctica inmoral y torcida– causan el adormecimiento gradual de la conciencia y sensibilidad espiritual hacia Dios y sus mandamientos.

El espiral del pecado cae cada vez más hasta que la persona empieza a aceptar, e incluso practicar, cualquier perversión sexual. Cuando se practica pecados sexuales, la Biblia advierte que la conciencia de la persona va cediendo cada vez más hasta el punto de que acepta como "normal" cualquier tendencia sexual por perversa que sea.

El libro de Romanos explica claramente esto al decir que el hombre al abandonar la adoración y obediencia a su Creador se volvió adorador de otros "dioses" (dinero, el sexo, poder, etc.) y Dios, a causa de la rebeldía e irreverencia humana, lo deja librado a su suerte y dice: "Y como ellos (los hombres rebeldes) no aprobaron tener en cuenta a Dios (y Su moral bíblica), Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen". (Ro 1:28 paréntesis mío).

Aquellos que aceptan como "normal" este tipo de cosas y muchas otras más tienen una mente cauterizada y ya no tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo. Hacia allá se está yendo la sociedad actual.

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