- Por Alberto Simas Magalhães
- Embajador del Brasil en Paraguay
Vuelvo al Paraguay con un sentimiento de quien vuelve a casa. Conocí Asunción en la juventud, cuando mi padre, también diplomático, sirvió en la Embajada de Brasil, y a lo largo de mi carrera muchas veces visité el país. Desempañar la función de Embajador en Paraguay es un honor y una sincera alegría. Mi gratitud a esta tierra se vuelve aun mayor por acogerme una segunda vez.
En esta llegada, sin embargo, encuentro un nuevo Paraguay, que impulsa su proceso de modernización y crecimiento a ritmo acelerado.
El país ha ganado prestigio internacional y a atraído inversiones extranjeras, en las cuales tengo la satisfacción de ver el peso de la participación brasileña.
Hoy el Brasil posee el segundo mayor stock de capital invertido en el país. Solamente en los últimos tres años, más de 80 empresas brasileñas se instalaron en Paraguay, en sectores diversos, con inversiones directas superiores a 200 millones de dólares. Se fortalecen así los vínculos de nuestras cadenas productivas y aumenta la competitividad de nuestras economías.
Las crecientes inversiones provenientes del Brasil refuerzan un movimiento que se inició hace unos 60 años, cuando ganaderos y agricultores brasileños comenzaron a interesarse por el Paraguay y ayudaron a transformar el país en uno de los mayores proveedores mundiales de carne y granos.
La contribución de la comunidad de origen brasileña al desarrollo del país es reconocida públicamente por el presidente Horacio Cartes. Son aproximadamente 400 mil brasileños y descendientes (la segunda más numerosa comunidad brasileña en el exterior, detrás de la que vive en los Estados Unidos) que eligieron hacer del Paraguay su hogar.
Brasil es el mayor socio comercial de Paraguay, y el relacionamiento económico podrá ser incrementado aún más con la recuperación en vista del crecimiento económico brasileño y con la adopción de medidas y acuerdos que puedan beneficiar mutuamente los dos países.
La eventual celebración de un acuerdo automotriz bilateral sería un paso en ese sentido, al incentivar la incipiente industria automotriz paraguaya. También sería positivo alcanzar un acuerdo sobre bitributación, que incentivaría aún más las inversiones.
El relacionamiento bilateral también es dinámico en otras áreas. La integración física entre nuestros países requiere la concreción de los proyectos del segundo puente sobre el río Paraná, así como del puente sobre el río Paraguay, entre Carmelo Peralta y Porto Murtinho.
La cooperación técnica también merece ser profundizada, como las iniciativas de la expansión del banco de leche y la productividad algodonera que vienen siendo emprendidas. Además, el combate a los ilícitos trasnacionales, que han contado con acciones en el más alto nivel de nuestras autoridades, requiere la continuidad de la cooperación judicial y policial en andamiento.
Al iniciar mi misión, mi deseo es poder reforzar la contribución brasileña a la prosperidad de este nuevo Paraguay, que se diseña rápidamente, estrechando los lazos entre nuestros países y ciudadanos.