Los Angeles, Estados Unidos | AFP | por Laurent BANGUET

La pandemia del coronavirus tiene a millones de estadounidenses encerrados en sus casas, pero ha generado muchas muestras de ingenio y generosidad para ayudar a otros a cuidarse y sobrellevar el confinamiento.

En la costa oeste de Estados Unidos, así como en otras partes del mundo, las tareas de reabastecimiento pueden resultar complicadas para personas mayores o vulnerables.

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Para remediarlo, miles de personas han propuesto a sus vecinos encargarse de sus compras o hacerles comidas.

En San Diego, California, el grupo de Facebook "Voluntarios contra el coronavirus", que quiere centralizar y coordinar esas iniciativas, dice que sus miembros se han disparado de unos 50 a más de 400 en pocos días.

Puesto, una cadena de restaurantes que decidió cerrar por la pandemia, organizó la entrega de unos 500 paquetes de "alimentos preparados o sin preparar (...) sin costo".

En toda California, supermercados reservan horarios a los mayores de 65 años para que hagan sus compras sin largas filas que los expondrían al virus; y una cadena propuso vender los sábados unas cestas de productos "esenciales con descuento" que pueden ser enviadas a los más vulnerables.

Dentista y destilería

En Walnut Creek, San Francisco, donde todos los desplazamientos esenciales están prohibidos desde hace varios días para millones de personas, es un dentista quien ofrece gratuitamente sus servicios de emergencia.

Usa llamadas y videollamadas para evaluar la situación pero también puede recibir pacientes. "Tengo mucho tiempo para hacer consultas si es necesario... tenemos tres semanas de confinamiento", dice el doctor David Nisenboym.

Más al norte, en Portland, Oregón, un restaurante-destilería usó su infraestructura para fabricar "alcohol en gel casero", que distribuyó gratuitamente.

Y una cafetería de Oregón, sin clientes por las consignas sanitarias, se transformó en un estudio donde su propietario lee historias para niños que luego sube a Youtube.

"Venimos del mundo del teatro y las historias siempre han sido parte de la tienda", explicó a la AFP John Beane, dueño de "So It Goes Coffeehouse".

"Las escuelas están cerradas, como nosotros, y muchos padres están en casa cuidando a sus hijos. Esto es algo que pensamos que bien podíamos hacer por ellos", dijo.

Aún más al norte, la muy dinámica escena musical de Seattle, privada de público, redobla su astucia para seguir viva pese a la prohibición de reuniones.

Un grupo en Facebook organiza "miniconciertos virtuales", retransmitidos en directo y que se pueden ver luego en diferido. Estas "Sesiones de cuarentena" son gratis, pero los espectadores pueden pagar una entrada previamente o hacer donaciones después si les gustó.

Y una artista lanzó una colecta para juntar fondos de apoyo a colegas que "dependen de los espectáculos para pagar sus facturas".

"100% de los fondos irán a artistas que han perdido sus ingresos por las anulaciones debido al Covid-19", destaca Ijeoma Oluo, autora y periodista, que el jueves había recolectado más de 190.000 dólares en 10 días.

El dinero entregado a los beneficiarios es proporcional al monto total recolectado y a las pérdidas sufridas por los artistas apuntados.

“Actualmente damos entre 100 y 1.000 dólares a cada uno”, dice.

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