Por Carolina Vanni. Enviada especial | Fotos: Nadia Monges
Momentos de mucha emoción se vivió en el bus que lleva decenas de peregrinos paraguayos a la localidad de Salta, República Argentina, para participar una jornada más del rezo del rosario en el Cerro de las Apariciones.
En esta tercera peregrinación que organiza ChiquiTour –un emprendiento de jóvenes que llevan a devotos de la Beata hasta la Virgen del Cerro – hay gente que experimentará por primera vez visitar la Ermita de la Virgen del Inmaculado Corazón Eucarístico de Jesús. Para otros este no es el primer viaje, pero igual está lleno de emociones porque vienen “con la mochila cargada” de pedidos y agradecimientos.
La mayoría de los peregrinos son chiquitungeros, que piden la pronta canonización de la Beata María Felicia de Jesús Sacramentado, además de las peticiones particulares. El largo trayecto se hizo más corto mediante el rezo del rosario, sorteos y una dinámica que permitió a los pasajeros conocerse entre sí.
Ella conducía el vehículo en el que llevaba a su sobrina enferma, quien sufrió un aneurisma y estaba esperando cirugía en el hospital central del IPS. Tras tomar varios caminos sin salida, dieron a una calle donde estaba una capilla y se bajaron a rezar. Pronto Elida supo que se trataba de la Tumba de Chiquitunga y divisó la reliquia de la Beata, a quien pidió su intercepción para la sanación de su sobrina. La oración se hizo con tanta fe que el cielo escuchó la súplica y días después se supo que su sobrina no necesitaba cirugía, porque el coagulo de sangre había desaparecido.
Otra experiencia nos contó Virgina Román, también devota de la beata Chiguigunta. En Virginia los 73 años pasan desapercibidos no solo porque su cabeza solo tiene unos pocos reflejos plateados, sino además por la actitud y vitalidad contagiante. Dice que es su tercera peregrinación y que llega junto a la Virgen para pedir por la unidad matrimonial de sus hijas, por la salud de su nieto y también por la canonización de la beata María Felicia.
Sentada en la parte de atrás del colectivo, Elisa Esquivel se dispone a contar uno de los mayores enigmas para los médicos, ocurrido hace unos años en el Hospital Central del Instituto de Previsión Social, la milagrosa curación de su nieta de cinco años y dos meses que superó sin secuela alguna un accidente cardiovascular.
Ella asegura que fue obra de la ahora Beata María Felicia de Jesús Sacramentado, la primera paraguaya en llegar a los altares de la Iglesia Católica, a quien pidieron con fe y de rodillas por la vida Lara.
“Que nadie me diga que los milagros, ni que Chiquitunga no intercede”, asegura esta mujer con cabellos color plata y el rostro emocionado. Es su tercer viaje. No solo viene para agradecer por la vida de Lara, sino además, para pedir a la Inmaculada Virgen del Corazón Eucarístico de Jesús la pronta canonización de la beata María Felicia.