En el motín y posterior huida con un rehén de los integrantes del Primer Comando Capital (PCC) sucedió un hecho peligroso e inaudito. Los fugados exigieron la presencia de un periodista. Ni cortos ni perezosos, las fuerzas de seguridad accedieron al requerimiento de los peligrosos delincuentes.

Hernan Schultzhaus es el periodista por el que pidieron los delincuentes. Ante la exigencia, los organismos de seguridad acceden al pedido, aunque no se sabe quién autorizó este procedimiento.

El error se produce desde el momento mismo en que acceden a esta exigencia. Para eso, los organismos de seguridad poseen sus propios negociadores, capacitados y entrenados para este tipo de incidentes.

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Luego de que Schultzhaus llegara hasta el sitio donde estaban los malvivientes, sería unos 4 kilómetros desde el Centro de Rehabilitación Social (Cereso), que sirve como reclusorio de la zona sur del país, los fugados aumentaron sus exigencias.

Reclamaban la presencia de los agentes fiscales; en este caso, Rubén Lial, fue el que accedió a la petición. Finalmente, fue con el agente del Ministerio Público que se acordó que se entregarían.

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