Arqueólogos de la Secretaría Nacional de Cultura y de la Comisión Nacional de Conmemoración del Sesquicentenario de la Epopeya Nacional (1864-1870) realizaron la inspección del hallazgo en la ciudad de Piribebuy, que haría presumir que serían vestigios del Hospital de Sangre incendiado durante la Guerra de la Triple Alianza.
Carlos Von Horoch y Astrid Ávalos, arqueólogos de la institución, realizaron el trabajo de campo este miércoles 10 de abril, mediante un sondeo de inspección ocular y relevamiento preventivo, así como la verificación georeferencial del horcón de madera antiguo con rastros de haber sido quemado, y que fuera hallado en la ciudad de Piribebuy.
Von Horoch no descartó que existan coincidencias con la ubicación que señalan los relatos históricos de donde estaba ubicado el mencionado nosocomio, sin embargo, se deberán realizar los estudios pertinentes para su confirmación.
En ese sentido, indicó que hicieron pequeñas muestras para un posterior estudio laboratorial, que pueda confirmar la datación que indique la época de la madera encontrada y mientras quedará como depositaria en la Dirección General de Patrimonio Cultural de la SNC.
Los resultados estarán luego de realizar los análisis al posible resto del que se cree era uno de los pilares que sostenía el nosocomio.
Tras el muestreo realizado, los arqueólogos solicitaron que la madera vuelva a ser recubierta para una mayor protección de contaminación, el sol, las lluvias y la humedad.
Adelantó que se delineará una estrategia para un estudio pormenorizado y una excavación planificada que estará consensuada por la SNC, la Municipalidad de Piribebuy, la Comisión Nacional del Sesquicentenario, y la Comisión Sesquicentenario de la Campaña de la Cordillera.
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Primer magnicidio: usando como munición la pata de una olla, en 1877 mataron al presidente Gill
Por Lourdes Torres - Periodista - lourdes.torres@nacionmedia.com
Era la mañana del 12 de abril de 1877, el joven presidente de la República del Paraguay, Juan Bautista Gill, que entonces tenía 37 años, estaba realizando su tradicional caminata por la entonces calle Villarrica, hoy Presidente Franco. Al alcanzar el cruce con Independencia Nacional, lo aguardaban los conspiradores que le dispararon con una escopeta a la altura del estómago, causándole la muerte casi al instante.
Semanas atrás, en una edición de Paraguay en la Historia, hablamos del magnicidio en la era democrática, el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña. Pero este episodio no fue el único magnicidio en toda la historia del país, ya que en la post guerra contra la Triple Alianza se dio un episodio similar cuando fue asesinado el presidente de la República, Juan Bautista Gill, a la luz del día y en pleno microcentro de Asunción. Te contamos este negro episodio de la historia.
La Nación/Nación Media conversó con el historiador contemporáneo Claudio Velázquez, quien comenzó explicando el contexto socio-político que vivía Paraguay en la post guerra de la Triple Alianza. Señaló que Juan Bautista Gil asumió la presidencia de la República en noviembre de 1874, en reemplazo a Salvador Jovellanos.
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Favorecido por los brasileños
Durante la post guerra, Gill supo ganarse el favor del Ejército brasileño, que en aquel tiempo ocupaba Asunción. “Para tener una idea de la fuerza que ejercía el Ejército brasileño, había más de 2.000 a 2.500 brasileños que formaban parte del ejército de la post guerra, mientras que el ejército paraguayo, la fuerza de policía le daba con suerte a 700 efectivos, eran muchísimos más brasileros. Gill supo ganarse la causa brasilera y era cuestión de tiempo nada más para que asumiera la Presidencia”, explicó.
Previamente, fue ministro de Hacienda con algunos polémicos cuestionamientos por el despilfarro de los dos grandes empréstitos que hizo Paraguay en el periodo de post guerra. Aun así, asumió el Gobierno, en gran mayoría gracias al favor de los brasileros.
En ese proceso de ser ministro de Hacienda, luego presidente, habiendo ganado el favor de los brasileros, Juan Bautista Gill fue un personaje que en ese camino político se ganó de muchos enemigos. Justamente esos adversarios políticos fueron los que tramaron el primer magnicidio en el Paraguay.
“Gran parte de ese crimen se debe a que, para abril de 1877, ya no estaban las fuerzas de ocupación brasilera en Asunción. Gill ya no tenía protectores que pudieran tutelarle, entonces, esa situación es plenamente aprovechada por sus adversarios para asesinarlo”, precisó.
Mentores y autores del crimen
El historiador señaló que uno de los principales adversarios políticos fue Juan Silvano Godoy, un intelectual del Derecho, político y autor paraguayo. Él fue quien organizó y planificó el asesinato de Gill con ayuda de su hermano Nicanor, Matías Goyburú y José Dolores Molas, el legendario “Pai-Loló”, de la pasada guerra.
“El presidente Juan B. Gill realizaba su caminata tradicional, sobre la calle Villarrica, que hoy se conoce como Pte. Franco. Una cuadra antes de su intercepción con Independencia Nacional, curiosamente la esposa de su vicepresidente Higinio Uriarte, quien era su primo a la vez, lo ve desde una ventana y le advierte que existen rumores sobre una conspiración en la cual pretendían asesinarlo”, comentó.
Gill, en su carácter soberbio, le dijo que no se preocupara que estaba bien cuidado. Pero una cuadra después, llegando a la citada intersección, estaban sus asesinos esperándolo José Dolores Molas y Nicanor Godoy, hermano de Juan Silvano Godoy. El historiador señaló que, de acuerdo a los comentarios, ante la falta de proyectiles usaron las patas de un soporte de ollas.
Indicó que Gill estaba acompañado de dos edecanes (oficiales de alta graduación que eran sus escoltas), quienes también resultaron heridos. A partir de ahí inició una huida de los asesinos de Gill, porque rápidamente reaccionó la Policía ante este magnicidio.
Tras el asesinato del presidente Gill, también ese mismo día fue asesinado su hermano Emilio Gill, quien posterior a su muerte se le desmembró las orejas como prueba de que se cumplió con el encargo.
Proceso judicial
Velázquez señaló que tras el crimen se abrió un proceso contra sus asesinos, tanto Juan Silvano Godoy y su hermano Nicanor quedaron impunes debido a que logran huir, cruzando el río Paraná e instalándose en Corrientes. “Sí se abrieron algunos procesos contra José Dolores Molas, y otros personajes. Algunos injustamente fueron endilgados de culpables en este proceso, uno de ellos fue Facundo Machaín”, precisó.
Respecto a este último, el historiador explicó que existían algunas versiones políticas en contra de Facundo Machaín, a raíz de que fue una eminente figura política, y adversarios suyos como Bernardino Caballero y Patricio Escobar no podían verlo prosperar políticamente.
“No encontraron mejor solución para terminar la brillante defensa que ejercía Facundo Machaín en los juicios, que hacer una supuesta intentona de fuga masiva de la cárcel pública que estaba ubicada al lado de la Catedral Metropolitana. La Policía reaccionó y en ese incidente se aprovecha para acabar con la vida de Facundo Machaín, José Dolores Molas y otros a los cuales se les atribuía haber participado del magnicidio de Gill y de esa forma terminó un poco ese proceso del primer magnicidio en la historia paraguaya”, relató.
Finalmente, señaló que, durante los casi 2 años y medio de mandato, Juan Bautista Gil se destaca como obras de gobierno la firma del Tratado de límites, paz, comercio y navegación con la Argentina, firmados por Facundo Machaín y Bernardo de Irigoyen, en la cual se definían los límites fronterizos con el vecino país, posterior a la guerra de la Triple Alianza.
“Durante su gobierno se implementa el código civil argentino, que fue un cuerpo legislativo fundamental para organizar a la sociedad paraguaya. En lo económico, tomó medidas como el estanco del Tabaco, de tal manera existan ciertas recaudaciones para el Estado paraguayo que en aquellos tiempos estaban por el piso”, concluyó.
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Paraguay a través de sus Tratados: histórico archivo estará en exposición
Desde el lunes 11 hasta el viernes 15 de noviembre, en el hall central del Palacio Benigno López (Palma y 14 de mayo), sede de la Cancillería Nacional, podrá apreciarse el histórico archivo, un viaje a través de los tratados firmados por el Paraguay. La muestra estará abierta de 9:00 a 12:00 y de 14:00 a 16:00.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de la Dirección de Tratados, presentará por primera vez, esta exposición temporal de su acervo histórico de los tratados internacionales suscritos por la República del Paraguay, en el marco de la Semana de la Diplomacia Paraguaya, celebrada el 11 de noviembre.
La exposición denominada “Historia del Paraguay a través de sus Tratados” mostrará al público veinte Tratados internacionales que obran en los archivos de la Dirección de Tratados del Ministerio de Relaciones Exteriores, y que son parte del patrimonio documental del Estado paraguayo.
Estos documentos se cristalizan los hitos históricos que forjaron la sobrevivencia y consolidación de la República, tales como los primeros acuerdos suscriptos a nivel bilateral, el nacimiento del proceso de integración regional, entre muchos otros.
Entre los documentos se encuentran el posicionamiento en los foros multilaterales, tanto de concertación política como el marco jurídico que engloban las actuaciones en los organismos internacionales, en los cuales se refleja la importancia de la diplomacia y la defensa de los altos intereses de la Nación.
La Nación/Nación Media conversó con la responsable de la Dirección de Tratados, del Ministerio de Relaciones Exteriores, Ruth Vera Durañona, quien explicó que esta exposición cuenta con el apoyo de la Asociación de Funcionarios de la Carrera Diplomática y Consular (ADEP). Además, reúne los tratados bilaterales y multilaterales que marcaron hitos importantes de la Historia diplomática de la República del Paraguay.
“Me gustaría resaltar que más allá de su componente histórico son documentos preciosos, porque son manuscritos, con esa caligrafía antigua, con sus sellos, los lacres. Nuestra idea es que la gente nos visite, que vea y conozca esa parte de su patrimonio histórico del Estado paraguayo”, acotó la consejera Vera.
Exposición pionera
“Esta es la primera vez que se hará una exposición de este tipo. En el 2019 la Cancillería Nacional hizo una exposición de sus archivos, pero de manera general. Ahora es la primera vez que haremos una exposición de los tratados internacionales. Por ejemplo, el Tratado de Paz y Límites con Argentina Machaín - Irigoyen (1876) que se firmó tras la guerra de la Triple Alianza es la primera vez que se hará público y ni siquiera muchos diplomáticos han visto este documento”, resaltó.
La exposición consta de 20 tratados que se expondrán con todas las estrictas medidas de seguridad. Estos tratados bilaterales son los firmados con la Argentina, Brasil, así como algunos países europeos, además del Tratado de Asunción que constituyó el Mercado Común del Sur (Mercosur).
Mencionó que el Tratado del Mercosur es el único que existe en toda la región, y solo se encuentra en Paraguay, ningún otro Estado socio cuenta con una copia de este documento. Señaló, además, que contarán en la exposición los tratados de Itaipú Binacional, firmado con el Brasil y de la Entidad Binacional Yacyretá, firmado con la Argentina.
Historia materializada
Vera Durañona es docente de la Academia Diplomática y Consular y resaltó que los visitantes podrán conocer la historia que contiene cada documento, a través de un código QR, a fin de que conozca esa historia que muchas veces es poco conocida.
“Esta exposición lleva de alguna forma a ver la historia materializada en documentos. Esto también permitirá darle mayor valor, ser celosos de este patrimonio, mostrar la labor diplomática. Porque detrás de cada firma, hay toda una labor de muchos años que muchas veces no es visibilizada”, expresó.
Aclaró que los tratados internacionales siguen siendo documentos vigentes y de consulta jurídica permanente; por lo tanto, no se los puede archivar como documentos históricos. En lo que respecta a la relevancia histórica, señaló que son los primeros actos jurídicos que suscribe Paraguay como Estado soberano en la posguerra.
Estos documentos se pueden observar de manera histórica y cronológica, explicó, comentando cómo Paraguay, en la posguerra Grande, buscó primero la reconstrucción nacional priorizando restablecer su soberanía; las relaciones comerciales en la región, para luego abrirse a las relaciones comerciales con los países europeos. Ya en tercera instancia los países asiáticos y más lejanos.
“Se observa fácilmente esa voluntad de integración con la región y el mundo, en todos estos documentos. Además, con los tratados de Itaipú y Yacyretá, no solo se integró políticamente, sino que ya se buscó proyectos conjuntos de desarrollo mediante el aprovechamiento del río Paraná”, indicó.
Día del Diplomático paraguayo
Esta exposición se hará en el marco del día del Diplomático o Diplomacia paraguaya, que se recuerda el 11 de noviembre. La Cancillería tiene prevista una agenda de actividades paralela a la exposición. También se prevé una serie de conferencias, paneles debates y conversatorios sobre temas relativos a la diplomacia, dirigidos por distintos diplomáticos de manera virtual y presencial.
La semana de la Diplomacia paraguaya cerrará el viernes 15 de noviembre con un festival cultural de las Embajadas acreditadas en Asunción; a partir de las 15:00 en el Litoral del Palacio de Gobierno - Costanera de Asunción.
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Héroes paraguayos: 11 figuras clave en tiempos de guerra
Paraguay, un país de héroes que enfrentó dos grandes guerras en un lapso de 60 años, una de ellas considerada la más cruenta de la historia sudamericana. En esta nueva entrega de Ellos Saben, recopilamos 11 héroes paraguayos de las guerras de la Triple Alianza (1864-1870) y del Chaco (1932-1935) desde la visión del historiador Fabián Chamorro.
La nómina de Fabián está compuesta por Francisco Solano López; Elizardo Aquino; José María Bruguez; Bernardino Caballero; José Eduvigis Díaz; José Félix Estigarribia; Eugenio Alejandrino Garay; José Bozzano Baglietto; Rafael Franco; María Victoria Candia y Andrés Barbero.
Chamorro cita a tres estrategas de la guerra de la Triple Alianza, Elizardo Aquino, quien nació en Luque en 1825. El 30 de abril de 1854, siendo teniente, fue nombrado comandante de la unidad militar de la Fundición de Ybycui. Era capitán cuando se inició la contienda. Comandando el Batallón Nº 36 fue destinado al frente y apoyó a la Escuadra Paraguaya en la batalla naval de Riachuelo el 11 de junio de 1865.
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Siendo coronel y jefe del Estado Mayor de la fortaleza de Humaitá, recibió la orden de cavar unas trincheras cerca a las avanzadas aliadas próximas a los bosques del Sauce; ahí se combatió cuerpo a cuerpo desde el 16 de julio hasta el 18 de julio de 1866 para mantener las posiciones paraguayas. Aquino, en una de las tantas cargas paraguayas para reconquistar las trincheras, y sin medir el riesgo, fue en busca del enemigo recibiendo un balazo en el estomago. Tres días después, en Paso Pucu, segundos después de morir, fue despedido por el Mariscal con un vigoroso: ¡Viva el general Aquino!
El segundo es el general José María Bruguez, artillero, “un hombre muy bien formado a pesar de salir muy poco de Paraguay. Fue un excelente estratega y murió ajusticiado durante los procesos de San Fernando, en junio del año 1868″, refiere Fabián. Y el tercero es Bernardino Caballero, “el estratega que le quedó a López para tratar de parar el aluvión aliado desde mediados de 1868. Caballero aprendió el arte de la guerra en el campo de batalla”, agrega.
A ellos suma los nombres de José Eduvigis Díaz, “por lo que representa para la memoria del Paraguay” y de Francisco Solano López, que para él “es el personaje histórico más importante del Paraguay hasta hoy en día”, asegura.
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En la guerra del Chaco, el primer héroe es el mariscal José Félix Estigarribia, quien tuvo “una visión estratégica diferente, con la guerra en movimiento, con el traslado masivo de hombres y logística en varias direcciones para sus famosos ‘corralitos’”. De acuerdo a Fabián, Estigarribia “no dejó de pensar un solo día en cómo destruir en una sola batalla a todo el Ejército boliviano y si bien no lo pudo hacer, en diferentes batallas fue tomando divisiones enteras del Ejército boliviano”.
El segundo es Eugenio Alejandrino Garay, “un hombre que ya estaba jubilado y prácticamente anciano se convirtió en patrono de la infantería paraguaya”, cuenta y agrega que “después de caminar más de 60 kilómetros con un ejército que no tenía prácticamente agua, salió detrás del Ejército boliviano y logró una victoria fundamental en Yrendagué”.
El tercero es José Bozzano Baglietto, que fue el gran organizador de la retaguardia, también el padre de los cañoneros “Paraguay” y “Humaitá”. El cuarto es “Rafael Franco, que fue un oficial valiente y decidido.
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Por último, rescató la figura de una mujer, María Victoria Candia, que fue la jefa de enfermeras de Paraguay durante la guerra del Chaco”, comenta.
“María Victoria se fue a Inglaterra sin hablar inglés, entró a una escuela de enfermería durísima, militar, donde la maltrataron y sufrió de todo, pero igual prevaleció. Gracias a sus méritos académicos pudo irse a Francia y a Estados Unidos. Cuando Paraguay la necesitó vino y se encargó del entrenamiento de las mujeres. Cuando la guerra llegó se fue servir en el frente. Es una mujer olvidada que merece el reconocimiento por lo que hizo”, reseña.
El héroe civil, para Fabián, es el médico Andrés Barbero, que sirvió a Paraguay en la pandemia de 1918, en la guerra del Chaco y que incluso después de muerto sigue aportando al país al dejarle toda su fortuna. Además, fue el padre de la Cruz Roja Paraguaya. “La Sociedad Científica del Paraguay y la Academia Paraguaya de la Historia funcionan gracias a los recursos que él dejó ya hace más de 70 años”, remarca.
“Él sigue aportando a Paraguay a través de la ciencia, a través de la historia y para mí es fundamental recordar a este gran hombre”, concluye.
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A 155 años del día en que los buques paraguayos ardieron
Sin dudas los episodios vividos durante la Guerra de la Triple Alianza están entre los más dolorosos que soportó el pueblo paraguayo. Hoy se conmemoran 155 años de haber acaecido uno de los momentos más heroicos, el cumplimiento de una orden para dar un poco de tiempo al disminuido ejército paraguayo y sobre todo, evitar que caiga en manos enemigas.
La inmolación de la flota de Yhaguy es uno de los momentos históricos más simbólicos dentro de la Guerra Grande, ya que un 18 de agosto, pero de 1869, los marinos paraguayos tomaron la decisión de sacrificar los últimos siete buques de la Armada Paraguaya en un recodo del Río Yhaguy. Vestigios de este hecho aún se pueden ver hoy en día en el Parque Nacional Vapor Cué.
Las fuerzas brasileñas habían llegado hasta Caraguatay y empezaron la toma inminente de la zona, momento en que iniciaron los ataques en contra de las posiciones paraguayas atrincheradas en los campos de Barrero Grande y tras un intenso bombardeo, y al verse superados en número por los enemigos, los marineros cumplieron la orden de quemar y hundir los barcos.
La flota, días atrás, había pasado por el campamento del Mariscal Francisco Solano López y advirtió a los diferentes comandantes y capitanes sobre el avance de tropas aliadas, dando la orden de que en caso de que se diera la llegada de los enemigos a zona, se procediera a la quema de los buques para evitar que los mismos caigan en manos equivocadas y fueran utilizados en contra del pueblo paraguayo.
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Los últimos siete barcos que hacían parte de la Armada Paraguaya eran Ypora, Santa María, Paraná, Río Apa, Salto del Guairá, Piravevé y Amambay. Nunca fueron recuperados por los brasileños, ya que quedaron atorados en el recodo del río Yhaguy, que en aquel momento se encontraba inundado.
De este hecho, ese tramo del río nunca más pudo ser transitado hasta la década de los 80, cuando las embarcaciones fueron recuperadas y actualmente son exhibidas en el lugar en que quedaron varadas y donde se fundó el Parque nacional Vapor Cué.
En conversación exclusiva con La Nación/Nación Media, el historiador Ángel Piccinini destacó que, durante su retirada, los paraguayos realizaron varias maniobras defensivas para obstaculizar el avance de los brasileños, como hundir barcos en puntos estratégicos de los ríos Manduvirá y Yhaguy, permitiéndoles un breve marco de tiempo ante los enemigos.
“El impacto de la decisión de inmolar los buques de la Armada Paraguaya en el Río Yhaguy tuvo poca consecuencia directa dentro de la contienda, pero marcó un momento simbólico importante. Esta acción cerraba una etapa en donde la escuadra de guerra paraguaya desapareció definitivamente. Es crucial notar que, desde la batalla de Riachuelo, en 1865, el uso de estos buques era principalmente logístico para la guerra, habiendo perdido su capacidad ofensiva significativa”, comentó Piccinini.
Explicó que a partir de este punto la guerra para Paraguay se tornó principalmente terrestre ante la pérdida de su capacidad naval que, si bien era limitada, ayudaba bastante en materia logística a las tropas más aisladas.
Además de haber perdido su flota, Paraguay también alteró las estrategias de movilización de las fuerzas paraguayas que quedaban en el frente hasta ese momento, se tuvo que adaptar a las condiciones de movilidad que les quedaban, que eran carretas, caballos y a pie.
En cuanto a las repercusiones, Piccinini señaló que es importante analizar que la mayoría de los barcos utilizados por el Paraguay en la contienda bélica eran navíos mercantes adaptados para la guerra. Al tomar la decisión de hundirlos, se privó al país de una flota mercante que habría sido fundamental para la reconstrucción y el desarrollo económico en los años posteriores a la guerra.
El recuerdo
Al ser consultado respecto al porqué de la importancia de recordar estos hechos del pasado, el historiador Angel Piccinini destacó que es clave conocer y entender estos hechos para generar una comprensión más madura y equilibrada de la historia nacional y regional.
“Es crucial que la historia cumpla su rol de fomentar la cohesión y el sentido de pertenencia entre los paraguayos del siglo XXI, pero no a través de un nacionalismo basado en el odio hacia los países vecinos o mediante una narrativa de victimización. Es importante extraer lecciones relevantes para los desafíos actuales, fomentar el pensamiento crítico en las nuevas generaciones”, finalizó Piccinini.
Datos Clave
- Un 18 de agosto, pero de 1869, los marinos paraguayos tomaron la decisión de inmolar los últimos siete buques de la Armada Paraguaya en un recodo del Río Yhaguy.
- Las fuerzas brasileñas habían llegado hasta Caraguatay y empezaron la toma inminente de la zona.
- Los últimos siete barcos que hacían parte de la Armada Paraguaya eran Ypora, Santa Maria, Paraná, Río Apa, Salto del Guairá, Piravevé y Amambay.
- El impacto de la decisión de inmolar los buques de la Armada Paraguaya en el Río Yhaguy tuvo poca consecuencia directa dentro de la contienda, pero marcó un momento simbólico importante.
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