Por Lourdes Pintos
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Fotos: Néstor Soto
En honor a los compatriotas caídos en la guerra contra la Triple Alianza, cada 1 de marzo conmemoramos el día de los héroes. Al hablar de ellos sobrevienen a nuestra memoria los nombres del mariscal Francisco Solano López, el general Bernardino Caballero y el comandante Pedro Pablo Caballero, y muchos otros héroes anónimos, entre ellos niños y mujeres, que entregaron sus vidas peleando por la patria.
Ensordecedores sonidos de cañones, llantos escalofriantes, gritos de desesperación. Aquella mañana del 13 de noviembre de 1864 comenzó a teñirse de gris; el clarín anunció el llamado de la patria, el valiente batallón se preparó para su gran hazaña, "defender al Paraguay". Ese día Francisco Solano López declaró oficialmente la guerra a Brasil y se desató una serie de acontecimientos que marcaron de por vida la historia nacional.
Como principal desencadenante se menciona la intención del gobierno paraguayo de defender al partido Blanco de Uruguay, que había iniciado una revolución con el partido Colorado charrúa, cuyo líder era Venancio Flores. En aquel entonces, Bernardo Berro estaba al frente del partido Blanco y contactó con López para solicitar su apoyo. Solano López no dudó en otorgarle la ayuda solicitada, porque ello significaba grandes beneficios para Paraguay.
Tras intensas luchas, el partido Blanco asumió el gobierno de Uruguay y al poco tiempo procedió a expulsar a cientos de brasileños residentes en su territorio. Este suceso desató la ira desenfrenada de los gobernantes
brasileños, quienes el 6 de agosto de 1864 exigieron una indemnización en el lapso de 6 días para todos los afectados a cambio de mantener la paz. Sin embargo, esto no intimidó a Berro, quien decidió pasar por encima de la advertencia confiado en el apoyo de Paraguay.
Las tropas brasileñas comenzaron a invadir Uruguay. Solano López preparó a sus hombres para ir en defensa de su aliado. El 12 de noviembre de 1864, el ejército de López secuestró un buque enemigo y con él al gobernador del Estado de Mato Grosso. Al día siguiente oficializó el inicio de la contienda.
Hasta ese momento, el gobierno argentino se mostraba neutral, solo un pequeño sector del país participó colaborando con Venancio Flores, que logró la caída de Berro apoyado por el ejército brasileño. Berro se rindió antes de que López pudiera llegar en su defensa. La derrota del partido Blanco y la asunción al poder del partido Colorado uruguayo significó un nuevo enemigo para nuestra patria, que ya tenía tras sus pasos a Brasil.
En abril de 1865, López contactó con el presidente argentino Bartolomé Mitre, solicitándole autorización para pasar por su territorio rumbo a Uruguay, pero el pedido le fue denegado por varios motivos, entre ellos, no faltar a su postura neutral y una aparente simpatía con el partido Colorado charrúa. Pero, a pesar de la negativa de Mitre, López ingresó a territorio argentino, atravesando la zona de Corrientes. Así se ganó a su tercer oponente, Argentina, y desató lo que hoy recordamos como la "Guerra Contra la Triple Alianza".
BATALLAS
La contienda duró 6 años. Empezó el 13 de noviembre de 1864 y finalizó el 1 de marzo de 1870 con la muerte del mariscal Francisco Solano López en Cerro Corá. Los historiadores Fabián Chamorro y Almide Alcaraz acompañaron al equipo de La Nación durante un recorrido por sitios emblemáticos de la contienda y narraron los pormenores de las batallas, marcadas en su mayoría por la tragedia.
De acuerdo a Fabián, al mariscal lo habrían herido con una lanza que le abrió el estómago, pero no falleció al instante. Escondido entre algunos matorrales, prácticamente moribundo, fue interceptado por sus enemigos que, sin mediar palabras, le dispararon en la espalda. Cuentan que, antes de dar el último suspiro, López pronunció la frase "Muero por mi patria".
PIRIBEBUY
Luego de varias batallas, López se había trasladado hasta Piribebuy, reinstaló su gobierno en la plaza ubicada frente a la iglesia. Detrás suyo iban familias enteras, madres, hermanas, hijos de combatientes que decidieron acompañar a la tropa. Cuando la situación iba empeorando, fueron invitadas a salir del lugar, pero ellas se negaron y quedaron a pelear.
Un grupo de niños que acompañó al maestro Fermín López desde Villarrica, armó dos batallones y entró a la guerra. Todos fueron asesinados, incluido el maestro, quien fue degollado en el pasillo de la parroquia.
"Se aguantó tres embates grandes del ejército aliado, ellos en tres ocasiones chocaron nuestras trincheras y les hicimos retroceder, la cuarta vez ya fue imposible. La diferencia en números era abismal, de aproximadamente 1.600 defensores habrán quedado solamente 1.000", comentó Fabián.
En esta batalla acabaron también con la vida del comandante paraguayo Pedro Pablo Caballero, hay dos versiones sobre su trágica muerte, una de ellas sostiene que fue desmembrado atándolo por cuatro caballos, otra dice que fue degollado frente a todos, incluyendo su esposa.
También falleció el coronel brasileño José Luis Mena Barreto, cuyo cuerpo fue enterrado dentro de la iglesia. Su muerte desencadenó una gran masacre, la quema del hospital de sangre con cientos de heridos en su interior. Hoy en el lugar existe un monumento que recrea los tristes episodios de la batalla de Piribebuy, al igual que un museo que guarda verdaderas reliquias de la contienda.
ACOSTA ÑU
Luego de la batalla de Piribebuy, el ejército paraguayo se dividió en dos grupos; el primero estaba dirigido por el general Francisco Isidoro Resquín y acompañado por Solano López; el segundo era la retaguardia y estaba dirigido por el general Bernardino Caballero, quien traía consigo toda la logística del ejército, entre ellas, aproximadamente 87 carretas. La mañana del 15 de agosto de 1869 llegaron al campo de batalla cerca de 6.000 soldados paraguayos, en su mayoría niños, ancianos y adultos.
"Las 87 carretas, más los niños que los acompañaban y la lentitud en la que se trasladaban fue propicia para que los enemigos alcancen a las tropas paraguayas", manifiesta Almide.
El historiador relata que la batalla transcurrió en tres lugares; la primera defensa se preparó para retener al ejército brasileño, que venía con alrededor de 20 mil soldados; en la segunda línea ya se combatió cuerpo a cuerpo y tuvieron participación los niños; en la tercera línea intervinieron las mujeres para retener al enemigo.
Al final, había un lugar donde estaban escondidos los cientos de niños heridos, todos ellos fueron quemados vivos. Muchas madres, despavoridas, corrieron hasta el lugar tratando de salvar a sus hijos, pero también fueron consumidas por las llamas. En el sitio puede visitarse el Cerro de la Gloria, donde un monumento conmemora la masacre.
VAPOR CUÉ
El ejército de la marina de Francisco Solano López ordenó que se hundieran y quemaran todos los barcos que se encontraban en Vapor Cué, con la intención de evitar que las tropas enemigas lleguen hasta la zona del campamento; sin embargo, esto fue inevitable.
Actualmente, en el sitio se encuentran los esqueletos de varios barcos, al igual que un museo –a cargo del ejército paraguayo– que alberga cientos de piezas utilizadas durante la guerra, balas de armas y cañones, cuadros y una bandera paraguaya que data de 1869 y flameó en el buque Piraveve, que puede verse en Vapor Cué.
Algunos niños héroes de la batalla de Acosta Ñu
José Melgarejo - Cipriano Martínez - Celestino Ortega - Trinidad Olmedo - Eugenio Borja - Agustín Ortíz - Emilio Aceval - Juan Ríos - Segundo Pérez - Eusebio Mereles - Ambrosio Varela - Silvestre Fernández - Pedro Enciso - Francisco Mboca - Pablo Ñandua - Marcos Amarilla - Tomás Espínola - Victor Burgos - Basilio Arévalos - Jacinto González - Dejesús Benítez - Juan Sánchez
Algunas heroínas de la batalla de Piribebuy
Cándida Cristaldo - Anita Segovia - Damacia González - Venancia Acosta - Hilaria Medina - Eusebia Pérez - Gabriela López - Jacinta Fernández - Basilia Domeque
BALAS. Las cónicas y estriadas pertenecían al ejército enemigo, a diferencia de las balas paraguayas que eran redondas, las contrarias tenían mayor distancia y precisión.
RELIQUIA. Bandera paraguaya que data de 1869 y flameó en el buque Piraveve, actualmente está exhibida en el museo de Vapor Cué.
BUSTO. En la Plaza de Piribebuy, actualmente se encuentra un monumento con el busto del comandante Pedro Pablo Caballero, quien según narraciones, había sido desmembrado atado a cuatro caballos, otros historiadores dicen que fue degollado frente al público incluyendo su esposa.
HORCÓN. En la iglesia de Piribebuy permanece aún uno de los horcones que recibió el impacto de un cañonazo. Los rastros de la bala se pueden observar a simple vista.