En charla con La Nación, el ex director del diario Página 12, de Buenos Aires, reivindica que el rol de la prensa en una democracia es de escrutar e interpelar al poder. Fernando Sokolowicz, que también es un reconocido productor de cine, sostiene que si los medios tradicionales quieren tener futuro, deben apostar a los multimedios.

Por Richard Moreira

Durante más de tres décadas estuvo vinculado al diario argentino "Página 12", primero dentro de la redacción, y luego en la dirección. Sokolowicz es un amplio conocedor del mundo periodístico de la Argentina y de la región; en esta entrevista aborda aspectos del futuro de los medios tradicionales a partir de la revolución digital que irrumpe hoy así como al manejo ético y estético del periodismo.

–Dada fuerza de la irrupción de la tecnología en los medios, hacia dónde va la prensa en América latina hoy?

–Hay situaciones distintas. Por un lado, están las redes sociales, que es un fenómeno nuevo y revolucionario, donde se marcan tendencias, donde se puede trabajar con presupuestos pequeños y con independencia. Ahora, el medio de comunicación en sí mismo, entendido como un multimedio, un diario que pueda sobrevivir solo es complicado. Necesita tener una relación transversal con radio, TV, o con el diario internet propio. Entonces creo que los diarios van más hacia las concentraciones porque los presupuestos son distintos. Ahí es donde se produce una situación más complicada en cuanto al ejercicio de la profesión independiente del periodista, y aún del empresario, tratando de sostener esos medios.

–¿Es la convergencia la solución para sustentar un modelo de negocio periodístico?

–No es lo yo que quiero, es lo que yo pienso. Es el único camino para los medios de existir en este nuevo momento, donde el medio le resulta muy difícil vivir del lector, en caso de un medio gráfico; y en el caso de las agencias de publicidad y las marcas, intentan hacer acuerdos más globales y no digamos con un medio independiente, por unidad de negocios. Creo que la sobrevivencia de los medios va por el lado del multimedios. El futuro del periodismo es el multimedios.

–¿Qué camino deben seguir para aggiornarse? Cómo pueden subsistir los tradicionales?

–En el caso de los medios argentinos -o lo que se ve en el mundo de habla hispana- todos se fueron aggiornando, y los que no lo han hecho, retrocedieron en el mercado. Tiene que haber una gestión hábil y ágil. El diario La Nación de Buenos Aires tenía un público mayor, pero de pronto le fue muy bien con el Club de Lectores, que le dio fidelidad, se aggiornó y su público ahora es más joven. Otros que siguieron con los multimedios fueron Clarín, y los medios españoles, todos fueron empezando a incorporar radio y distintas formas de televisión. En el caso de los diarios de España como El País o El Mundo, todos fueron armando unidades combinadas.

–Hoy los medios argentinos lideran los reportes de tráfico, ¿en donde radica el éxito en la apuesta de los medios de su país?

–Podría deducir que en la rapidez como se suceden los acontecimientos en la Argentina y las crisis permanentes de las noticias hacen que la persona tenga que buscar la información en la página del diario en determinadas oportunidades durante el día. Se producen novedades de todo tipo. Medir clicks tiene que ver con el tipo de país que uno está viviendo. En otros países las cosas suceden de otra forma y entrando una vez al día se entera de todo lo que pasa. En Buenos Aires, tres horas más tarde es noticia atrasada.

–Uno de los roles del periodismo es cuestionar al poder. En la Argentina, pese al cambio de signo político, se da este patrón ¿Es distinto a la era K?

–La prensa tiene que cuestionar el poder, coincido. Durante el gobierno K hubo formas de cuestionar al poder por sentirse alejados y castigados por el poder, claro que los hubo. Y hoy en este gobierno, el de Mauricio Macri, sucede lo mismo. Quiere decir que hay un sector de la prensa que cuestiona el poder. El medio que no cuestione entra en crisis con sus lectores. Y esto es válido en la Argentina como en cualquier país.

El cuestionamiento puede ser constructivo, destructivo, de distinta forma, pero tiene que existir. El periodista que está viendo cómo actúan los ministros, cuál es la política de Estado, y salvo que represente intereses determinados, debería estar cuestionado. Un gobierno nunca puede hacer tan bien lo que quiere. Está interactuando con el Congreso, con la oposición, con todos. El que menos tiene que interactuar es el periodista que no tiene esas presiones.

–Pero está sujeto a los intereses editoriales…

–Siempre está sujeto a los intereses editoriales.

–En Paraguay se cuestiona a la “prensa afín” al gobierno, así como hubo en su momento en la Argentina. Qué piensa de este sector de la prensa?

–Siempre hubo prensa afín. Pero no creo que sea en su conjunto. Creo que si hay periodistas que pueden llevar su trabajo con profesionalidad van a ser respetados por el medio y más aún por el empresario. Pasa que también tiene que saber cuál es su cintura.

–Tener cintura, pero no autocensurarse…

–No autocensurarse. Y escribir con inteligencia en determinadas situaciones. Tiene que ser astuto el periodista. Cada medio tiene sus plumas más notables, algunos hacen investigación como el caso de Hugo Alconada, de La Nación, que puede hacer investigaciones serias e independientes, y pasa también con los otros medios que tienen buenas plumas. El grupo para el que puedan trabajar en algunos casos puede coincidir circunstancialmente con la política oficial.

Pauta oficial

–Aquí hubo un gran debate por la intención del gobierno de pautar publicidad en radios del interior. ¿Qué opina sobre la pauta oficial en los medios?

–Yo creo que los gobiernos tienen que tener pautas. La prensa es muy difícil que pueda existir independientemente como hablamos antes. Un buen gobierno debería entender que la pauta oficial no debe condicionar a los medios chicos, se trate de radios, semanarios, es una forma de ayudar que la gente tenga una visión más amplia de lo que pasa en la sociedad. Tiene que apoyar a los medios chicos independientes, en forma discrecional, porque creo que cumplen no solo un rol de información sino cumplen un rol social en la zona donde están estos medios.

–Pero no deben ser condicionadas…

–Para mí no. Para mí. Tomo el ejemplo de un país como Francia para analizar que los gobiernos plantean el tema de las buenas noticias. Han habido gobiernos socialistas y en la medida que los gobiernos socialistas fallaron a la población, que se quedó sin trabajo, por el cierre de industrias, esa población dejó de votar a los socialistas y le votó a Marine Le Pen. No es que tenía una actitud ideológica. Si un gobierno piensa que solo con buenas noticias va a lograr que la gente crea... La gente cree con el bolsillo y la libertad. La buena noticia no alcanza.

A su criterio, ¿cuál es la mayor virtud que debe tener un periodista?

La mayor virtud es cuando regresa a su casa y puede mirarles a los ojos a los hijos. Si podes hacer eso o podes explicarle tu trabajo es que estás haciendo bien. Si no hay un peso en la conciencia.

Pero se puede, a veces, deslizar una autocensura…

Sí. Todos la practicamos pero aún así uno puede mirar lo que está practicando con algún grado de entrega, no de entrega de las convicciones, sino de poder llevar adelante lo que uno piensa en las mejores condiciones posibles. Yo imagino, no me tocó vivir el terrorismo de Estado, pero lo que uno se pregunta es dónde están los límites del ser humano en las condiciones que está trabajando. No hay que cambiar la profesión ni hay que entregar todo el alma, pero hay que hacerlo con convicción y entender los límites.

–En la Argentina, perteneciste en el pasado al Ejército Revolucionario del Pueblo. En tu experiencia, tienen cabida hoy estos grupos ideologizados, como el EPP en Paraguay?

–Yo entiendo que no. Entiendo que no hay lugar. Ha habido un derrumbe ideológico en relación a si esos proyectos son posibles o no. Lo único que permitiría o justificaría tomar las armas es si se está viviendo en un régimen dictatorial muy opresivo, cosa que no sucede en ningún lugar de América Latina. En algunas regiones del mundo existe, la población tendrá tomar partido porque les está oprimiendo, pero aquí no hay un motivo para que esto suceda. Para mí es un hecho criminal. Son intereses, detrás hay intereses personales que tienen que ver con algo sicológico, iluminados se llaman así. Es una secta.

PERFIL

Fernando Sokolowicz

Experiencia:

Es un empresario y ex director del diario Página 12 de Buenos Aires, fundado en 1987, junto con el periodista Jorge Lanata. Hoy las acciones pertenecen a otro grupo de medios. Asimismo, en 1990 adquirió el canal Aleph Televisión, una señal de cable de contenido cultural.

Incursión en el cine

Sokolowicz fue productor ejecutivo de varias películas de éxito en la década de 1990, como "El lado oscuro del corazón", "La nave de los locos", "América mía" y "Operación Fangio". Fue productor ejecutivo de "Hasta la victoria siempre" (1997). Recientemente recibió el Goya 2017 como mejor película iberoamericana por "El ciudadano ilustre".

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