Craig Pfeiffer

El negocio de consultoría de inversiones está experimentando en el servicio de asesoramiento financiero a inversores individuales, una de esas oportunidades únicas que ocurren cada tanto.

Los cambios están moviendo a la industria hacia estándares más altos de profesionalismo y transparencia. Pero todavía hay una necesidad de que las empresas de administración de activos y asesores financieros hagan más.

Muchos inversionistas enfrentan un déficit de ahorro neto –y una variedad desconcertante de alternativas de inversión– y se les desafía a acumular suficiente riqueza para satisfacer necesidades por largos períodos de vida.

Precisamente cuando su necesidad de asesoramiento es mayor que nunca, las expectativas de los servicios de los inversionistas, informadas por experiencias con otras industrias, también han aumentado.

En respuesta, la profesión de asesoramiento financiero está bajo presión para seguir moviéndose agresivamente desde un enfoque orientado a ventas y productos a un modelo más completo, orientado por asesoramiento, ofreciendo una experiencia personalizada y racionalizada a los inversionistas, similar a lo que está sucediendo en otras industrias.

Hace menos de dos años, los "robots asesores" –o roboadvisors, en inglés– eran vistos como una amenaza para los modelos de asesoramiento tradicionales. Ese ya no es el caso. Las herramientas digitales de todo tipo se ven ahora como elementos indispensables del arsenal del asesor, ayudando a impulsar la eficiencia de la práctica, facilitando mayores opciones de inversión, apoyando la disciplina de construcción de la cartera financiera y mejorando la experiencia del cliente. Los inversores quieren contratar a proveedores de asesoramiento de inversión en sus propios términos.

Las empresas que no desarrollen capacidades de asesoramiento digital o no se alineen con un socio tecnológicamente experimentado quedarán atrás.

Al mismo tiempo, la falta de un desempeño destacado por parte de los gerentes financieros y un mayor enfoque en los costos de inversión ha llevado a retiros en fondos gestionados activamente y dio lugar a que algunos cuestionaran el futuro de la inversión en activos. Esas predicciones son exageradas y los gerentes financieros volverán a demostrar su valor durante la próxima recesión del mercado.

Las discusiones activo versus pasivo enmarcan incorrectamente el problema.

Las soluciones correctas serán las que encontrarán la asignación adecuada de ambas estrategias para cada inversor. Los fondos negociados en bolsa y las estrategias en pasivos están aquí para quedarse, y las firmas y asesores deben desarrollar sus estrategias de construcción de cartera financiera para aprovechar al máximo ambas.

En el panorama regulatorio, en los Estados Unidos, ningún tema ha sido más debatido en los últimos años que la normativa fiduciaria del Departamento de Trabajo. Independientemente de su destino incierto bajo la nueva administración de la Casa Blanca, la industria ya ha comprometido recursos significativos para inculcar una mayor responsabilidad y mejores prácticas en torno a la prestación de asesoramiento.

Incluso si la ley fuera derogada, la Comisión de Valores y Bolsa, tal vez junto con Finra, se dice que contempla su propia propuesta de nuevas regulaciones que concilien los estándares para cuentas jubilatorias y no jubilatorias.

Algunas firmas han dicho que no retrocederán en los pasos que habían comenzado a poner en efecto en anticipación del cumplimiento estrecho con la ley fiduciaria del Departamento de Trabajo. La dirección ya ha sido establecida. Los intentos de proporcionar una mayor transparencia y eliminar conflictos potenciales deben proceder y deben aplicarse más allá de las cuentas de jubilación. La experiencia de los inversionistas y el profesionalismo de nuestra industria serán mejorados en beneficio de todos.

Combinadas, estas fuerzas están impulsando un movimiento hacia un consejo de inversión más desarrollable y con tecnología habilitada, que está ligado a los objetivos únicos de un inversionista. Las empresas están invirtiendo fuertemente en un ecosistema orientado al asesoramiento con servicios de gestión de la riqueza mejorados y herramientas de asesoramiento digital. Están desarrollando enfoques cada vez más sofisticados que vinculan la planificación financiera con la construcción de cartera y la gestión continua en un único proceso de extremo a extremo. Los sistemas de legado están siendo reequipados o retirados, y los programas de asesoría que existen en silos separados se están consolidando para ofrecer una experiencia más simple y más cohesionada al inversor.

En el futuro, la necesidad de asesoramiento de inversión aumentará. Esta próxima fase de evolución en el asesoramiento financiero promete importantes beneficios para todos los inversores, específicamente, un mayor acceso a la gestión profesional de la inversión a través de mínimos más bajos y nuevos modelos de compromiso, soluciones de bajo costo y un enfoque en objetivos personales.

La industria de asesoramiento también se beneficia. La automatización de los procesos de rutina proporcionará la eficiencia y la escala necesarias para servir a más inversionistas, e importante, el tiempo para centrarse en los elementos interpersonales de la relación asesor-inversor que no pueden ser replicados por la tecnología.

La industria debe reconocer las fuerzas del cambio y aprovechar al máximo las oportunidades que presentan para permitir un mayor acceso a asesoramiento financiero profesional, mayores niveles de transparencia y eficiencia y una alineación compartida de intereses entre empresas, asesores e inversionistas.

Craig Pfeiffer es presidente y director ejecutivo de Money Management Institute, la asociación comercial nacional que representa la industria de soluciones de consultoría de inversiones.

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