Por Richard E. Ferreira-Candia
Periodista, analista y docente
@RFerreiraC
El hombre convive en un mundo con medias verdades, afirmó el Comandante mientras tomaba su primer sorbo de café negro, sin azúcar. Y -siguió- como los políticos son humanos -aunque jocosamente se pone en duda esta afirmación por la forma de actuar de algunos- son más propensos a utilizar las medias verdades como herramientas de comunicación política.
Se acomodó en la silla, hizo una pausa y continuó. También lo hacen los medios de comunicación. Desde el momento en que deben seleccionar los temas, definir el enfoque titular y hasta a la hora de elegir la imagen que acompañará una nota, siempre hay una decisión subjetiva, sujeta a demostrar solo una cara de la noticia, la que se considere más "importante" u "oportuna", según el interés del medio, del grupo de medios o del propio periodista. La función misma del periodismo hace seleccionar subjetivamente de la enorme cantidad de información que existe aquella noticia que se considere más importante y relevante para la gente. Es decir, las informaciones se publican siempre con una subjetividad y, generalmente, con medias verdades.
El Comandante estaba un poco incómodo. Miró hacia la calle a través del ventanal que regala la hermosa vista del altillo del Café Literario, donde estábamos. Parecía que esperaba a alguien. Hizo una pequeña pausa, tomó otro sorbo de café y lentamente volvió a la conversación, que a esa altura era más un monólogo. Las sociedades como la nuestra, en permanentes cambios y caminando en la peligrosa cornisa que divide la democracia con sistemas ya perimidos, viven en un mundo de medias verdades, donde todos dicen algo y tienen razón, pero no dicen todo. Agregó que las medias verdades pueden ser consideradas falacias, porque solo se presentan aspectos creíbles de un tema para un determinado fin, ocultando otra parte de la historia que hace a la verdad. La falacia en resumidas cuentas, es el engaño. Se da cuando se sostiene algo que parece válido, pero no lo es. En este caso, cuando hablamos de medias verdades, se intenta hacer convencer un solo sentido de un determinado hecho. La mayoría de las falacias se comenten intencionalmente, aunque se puede dar también por ignorancia o descuidos. Las más efectivas son las que utilizan métodos persuasivos.
Le indiqué que había leído en alguna ocasión que en política, las medias verdades pueden ser más eficaces que las mentiras. Esa es una realidad -dijo-, porque permite al político hablar sobre los temas que están en discusión, pontificar un aspecto, pero ocultar otros más oscuros. Indicó que los políticos se están volviendo expertos en el uso de esta herramienta, porque solo dicen medias verdades: Si tomamos solo lo que dicen, les creemos, tienen razón, pero si analizamos otros hechos ocultos (incluso del pasado) entendemos que son incoherentes y mentirosos.
Pero lo preocupante -enfatizó el Comandante- es que esas medias verdades, lamentablemente, son trasladadas a la ciudadanía a través de los medios, y es un aspecto muy negativo para el fortalecimiento de cualquier sistema.
En una época en la que se cree que el ciudadano no solo se informa sino que también informa, lo que no pudo hasta ahora es dejar de lado la necesidad de contar con la intermediación de los medios de comunicación para intentar entender lo que pasa a su alrededor (en este contexto, en la política). Pero como los mensajes son trasladados con medias verdades, al final la gente se encuentra más perdida. Probablemente en su mayoría adopta posturas según la superflua interpretación que puede realizar de la "realidad" presentada con esas "medias verdades".
No es poca cosa lo que sucede, añadió. Esta situación debe preocuparnos, ya que estamos en un país en el que es muy alto el índice de incapacidad de comprensión, según admiten los mismos estamentos oficiales en sus estadísticas de analfabetismo.
Las medias verdades convertidas en falacias sobreviven con mucha tranquilidad en el escenario político. En este ambiente, es común que los políticos se presenten vestidos de ovejas cuando en realidad son lobos. O viceversa, según la interpretación que se haga de esas medias verdades que nos rodean. Eso.