¿Quién no ha escrito alguna vez una carta de amor? El papel ha sido el aliado infalible al momento de extender los sentimientos hacia la persona amada y plasmarlos sin fecha de vencimiento. Repasamos sus orígenes y algunas de las cartas de amor más celebres de la historia.
Por: Matías Irala
La primera carta de amor se gestó en el siglo III, de la mano de un joven llamado Valentín -quien se coronaría como todo un ideal en materia de romance- al contradecir la voluntad del Emperador Claudio II. Su revelación libertaria por amparar que los jóvenes romanos no dejen de casarse le valió su fatídico desenlace.
Condenado a la horca, la historia cuenta que Valentín escribió una carta a su amada Julia, dando paso a otro tipo de revolución: la de inmortalizar el amor a través del papel.
Roma contiene el libro más antiguo sobre cartas de amor, un códice del siglo XII escrito por el clérigo Guido. El texto llamado Modi Dictaminum está escrito en latín y sobre pergamino. Es considerado una especie de manual para realizar cartas amorosas e incluso brinda consejos de cómo conquistar a la persona de quien uno esta embelesado.
Las recomendaciones para los enamorados van desde alabar la belleza de la mujer, relacionarla con piedras preciosas y hasta hacer comparaciones mitológicas ligadas al amor de Paris y Helena de Troya. También alienta a crear expresiones que cualifiquen el grado del sentimiento que uno quiere trasmitir sin importar cuán exagerado sea el objeto utilizado.
La Edad Media nos mostraría el carácter "clandestino" de las cartas de amor, que eran utilizadas por los trovadores y caballeros para dirigirse a sus amadas obedeciendo a la modalidad que se conocía como "amor cortés". Por aquel entonces el matrimonio político o arreglado era muy común para guarecer los intereses del feudalismo, por lo que las mujeres buscaban un tipo de "romance secreto" que a veces ni llegaba a gestarse, quedando reducidos a meras cartas y poemas debido a la posición conyugal de las mismas.
Las cartas de amor también reúnen ingredientes varios, que no se limitan a simplemente exaltar la pasión por el objeto de nuestro afecto, también hay cartas que establecen la percepción del amor a partir de la pasión, el dolor, la indignación, la autoconfianza o la resignación.
La guerra sería un periodo floreciente para las cartas de amor, la ausencia del amado era una justificación para redactar y escapar de la nostalgia. También se convirtieron en objetos de valor político y luego histórico a la hora de delinear las situaciones por las cuales atravesaban los soldados en el exterior. La cuestión bélica sentaría para siempre el lado sustancial de las cartas de amor, como elemento indispensable para estrechar el sentimiento a la distancia.
Escribir el amor
El amor no discrimina a la hora de invadir el torrente sanguíneo, por lo que te llevamos a VOS a repasar algunas de las cartas más atípicas de la historia.
Abrazar lo prohibido
Virginia Woolf fue una de las escritoras más brillantes que rehusaron a sufrir la herencia del periodo victoriano. Su rebeldía no solo se reducía a su visión del mundo, también en el aspecto amoroso demostró el carácter revolucionario de sus sentimientos hacia una poetisa conocida como Vita Sackville West. Con un extenso portfolio de cartas, Virginia daría una aclaración que haría historia: "Amo como mujer y te amo porque eres mujer". Su confesión cimentaría toda una visión distinta al concepto normativo del amor.
La oscuridad hecha carne
La ausencia del amor puede ser una buena inspiración y hay un escritor de literatura gótica que era consciente de esto. Edgar Allan Poe redactó numerosas cartas a su ausente esposa Virginia Clemm tras su muerte. En la mismas cotejaba todo su amor a través de largas cartas que terminaban apiladas en su habitación. Fruto de este extraño intercambio con su soledad, Poe creó algunos de sus textos más celebres.
Romance existencialista
Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir fueron una pareja poco tradicional para su tiempo. La escritora francesa intercambiaría extensas cartas con el filósofo donde el debate respecto a su concepción personal de amor sería el eje central de las cartas. ¿Una carta de amor con intercambio filosófico? Sí, es posible y esta pareja de intelectuales demostraron que el romance no es solo una cuestión de sentir, también implica pensar.
Cartas sensuales
El romance clandestino entre Anaïs Nin y el escritor Henry Miller destacaría no solo por su carácter furtivo, sino también por la sensualidad que destacaba en su narración a la hora de intercambiar su percepción respecto al amor que cada uno desplegaba. La locura, sería una herramienta constante para describir el estadío amoroso de estos dos escritores. "Lo único que puedo decirte es que estoy loco por ti", reflexionaría constantemente Miller en sus cartas.
Amor a la mexicana
Frida Khalo y Diego Rivera es otra de las parejas que destacó en la historia debido a sus destrezas en el plano artístico. Khalo dedicaría varias cartas a su "Panzón", como lo llamaba cariñosamente en sus textos. Sus cartas a Rivera dejarían ver el lado sensible de una mujer enamorada profundamente de un príncipe con inclinaciones libertarias.