Por: Matías Nicolás Irala

Anoche se realizó la entrega de los premios Grammy en Los Ángeles, Estados Unidos, y el evento se caracterizó por ser excesivamente extenso, deslucido y con muchas más falencias que aciertos.

La inusual colaboración de Metallica con Gaga parecía ser el plato fuerte de la noche, desde la red carpet la cantante neoyorquina dejó ver que abandonó a la Lady en la casa de Tony Bennett y desempolvó sus antiguas prendas, para traernos una Gaga más provocadora.

Durante el momento de la presentación las interrogantes se hicieron presentes ¿Era necesario ese baile (link al video del baile, sino no sé a qué se refiere)? ¿Por qué no funcionaba el micrófono de James Hetfield? Quien ante su frustración correteaba detrás de una explosiva Gaga que se inclinaba más a bailar desenfadadamente que percatarse del inconveniente de su compañero.

Finalmente Gaga cerró el apoteósico concierto lanzándose a una pequeña turba de fans frente al escenario y James dejó ver su nerviosísimo pateando su micrófono ¿Toda una declaración rockera? Sí y lo mejor que dejó el evento.

Otro momento controvertido fue el penoso tributo de Adele a George Michael ¿Acaso nadie le mencionó el pasado gay del británico? Pareciera que no y esto resalta en que definitivamente Fastlove no es una canción para adaptarlo a su estilo.

Durante el transcurso de la canción Adele se desorienta, anunciando que volvería a comenzarla debido a una equivocación suya en las líricas.

Sin lugar a dudas, un accidentado tributo que habrá hecho revolcar al propio Michael en su tumba.